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lunes, 23 de noviembre de 2015

Los Pistons retirarán los dorsales de Billups y Ben Wallace

Wallace (izda.) y Billups, leyendas de los Pistons.
Chauncey Billups y Ben Wallace han alcanzado un hito más en la historia de los Detroit Pistons. La franquicia de la MoTown retirará en breve los dorsales que vistieron. Así lo ha anunciado Tom Gores, dueño del equipo. Ambos exjugadores se unirán, así, a una lista en la que figuran nombres de la talla de Isiah Thomas, Joe Dumars, Dennis Rodman o Bill Laimbeer, integrantes todos de los Bad Boys de finales de los 80.
Billups y Wallace fueron los líderes de un equipo que consiguió llegar con regularidad a las últimas rondas de los playoffs. De hecho, no faltaron a las finales de la Conferencia Este entre 2003 y 2008. Los Pistons, entrenados por Larry Brown, ganaron el anillo en la temporada 2003-2004, con un contundente 4-1 frente a los Lakers en la serie final. Al año siguiente, volvieron a la final, pero fueron derrotados por San Antonio. De aquel sólido bloque que fraguó en Detroit también formaron parte jugadores como Richard Hamilton, Tayshaun Prince y el polémico Rasheed Wallace.
Chauncey Billups, apodado Mr. Big Shot por su capacidad para anotar canastas imposibles sobre la bocina, fue un base robusto, un gran defensor con capacidad para distribuir y anotar desde lejos al otro lado de la cancha. Promedió 15.2 puntos y 5.4 asistencias por partido a lo largo de sus 17 temporadas de carrera NBA, 7 de ellas con los colores de Detroit. Cinco veces All Star, fue designado MVP de las finales contra los Lakers de 2004. Con la selección de Estados Unidos, fue campeón del mundo en el campeonato celebrado en Turquía en 2010. El número 1 que vistió con los Pistons colgará del Palace de Auburn Hills a partir del 16 de enero de 2016. La ceremonia tendrá lugar en el descanso del partido contra los Warriors.
Por su parte, Ben Wallace fue uno de los mejores defensores interiores de la primera década del siglo XXI. Lo atestiguan cuatro nombramientos al Mejor Defensor del Año, lo que le convierte, junto con Dikembe Mutombo, en el jugador más laureado de la historia en este apartado. Jugó 9 temporadas en los Pistons, distribuidas en dos etapas: de 2000 a 2006 y de 2009 a 2012. Seleccionado en cuatro ocasiones para el All Star Game, sus largos brazos, su explosividad y su entrega lo convertieron en un verdadero problema para los ataques rivales... Casi tan grande como el que tuvo él mismo con los tiros libres. Sus 2.06 de estatura, sin embargo, no fueron impedimento para rendir sobradamente en la posición de pívot. Nunca sobrepasó los 10 puntos de media en una temporada, pero registra cerca de 10 rebotes y 2 tapones a lo largo de su carrera. Su número 3 será retirado el 10 de febrero del próximo año, en un partido contra los Nuggets de Denver.

jueves, 11 de septiembre de 2014

No more Big Shots: se retira Billups

De la gloria al fracaso. De equipo en equipo viendo como sus esperanzas se iban desvaneciendo al ritmo del paso de los años y de los analistas murmurando sobre cómo su alta elección en el Draft no era justificable. Y de la miseria a la gloria de nuevo. Y no ya una pasajera y efímera, no una sola noche de victoria e inconmensurable sensación de placer, sino  el perpetuo triunfo de la voluntad y el encumbramiento a los altares de la NBA. "Mr Big Shot", un mote que pervivirá en la historia de la Liga. El símbolo de un equipo que despedazó la fantasía y devolvió la ilusión a una ciudad que la había perdido tras la gloriosa era de los Bad Boys, en un canto de cisne que quizás fuese el preludio de su declive actual. Se retira Chauncey Billups, se retira una de esas figuras que ha marcado el Siglo XXI en la NBA.



"Cuando no eres capaz de jugar de la manera en la que sabes que puedes hacerlo... Ese es el momento de parar". Las últimas líneas de Billups como jugador de la Liga, en un ejercicio de sinceridad que no es habitual en el mundo deportivo. Buen defensor, gran tirador y excelso líder. Las tres grandes cualidades de un base que empezó su carrera drafteado por los Boston Celtics y sumido en la indefinición por sus peculiares cualidades en una era en la que aún se estilaba el base a lo John Stockton. Sin pena ni gloria vagó de Boston a Toronto, aterrizando luego en Denver y posteriormente en Minnesota, cuando muchos daban por muerta su carrera. Allí, sin embargo, como el ave fénix resucitó y los Detroit fueron los más inteligentes en el mercado al llevarse a la pieza que faltaba en el ensamblaje de un equipo campeón.

De esos Pistons hoy solo quedan los recuerdos de un pasado mejor en el Palace de Auburn Hills, el estadio que siempre colgaba el cartel de "Sold out" temporada tras temporada, pero durante años los de Michigan llevaron el terror al Este de la NBA, y en ese mágico estío del 2002 vieron aterrizar en su plantilla a Chauncey, a Rip Hamilton y a Tayshaun Prince, tres de los cinco jugadores de aquel quinteto que todo aficionado a la NBA podía recitar de memoria. Pero centrémonos en Billups, en "Mr Big Shot", en el hombre de los tiros en los momentos difíciles y encargado de llevar la batuta de una defensa correosa y un ataque organizado que desmoronó los esquemas de fábula de los Lakers, ¡tan invencibles parecían!, del 2004.

Aumentó su responsabilidad en el juego, pasó a permanecer en pista bastante más que 30 minutos, se encargó de anotar y de repartir el balón entre sus compañeros y su explosión fue reconocida por los mismos que le criticaron. En el año 2004 ya estaba firmemente asentado en su nueva ciudad, pero serían las llegadas de Larry Brown al banquillo y Rasheed Wallace al parqué lo que cambiaría finalmente su sino. Llegados hasta las Finales consiguieron destrozar a los Lakers de O´Neal, Kobe, Payton y Malone y alterar los planes angelinos para los siguientes cuatro años. Billups, solo dos años antes muy cerca de ser considerado un "bust", fue nombrado MVP de las Finales. 21 puntos y 5 asistencias por partido tenían la culpa.



Y así el matrimonio feliz entre Chauncey y los Deroit prosiguió. En comunión con compañeros y grada los Pistons alcanzaron las Finales de nuevo al año siguiente, donde serían derrotados por los siempre poderosos Spurs de Popovich y Duncan. ¿Pero quién podía tacharlos ahora de no ser candidatos perennes al anillo? Con Ben Wallace llevándose premios constantes a mejor defensor del Año, Billups a punto de ingresar en el club de los All-Star y hasta teniendo el honor de contar con cuatro de los cinco miembros de su quinteto en uno de los partidos de las estrellas, los Pistons habían regresado a la senda que trazaron Dumars, Thomas o Laimbeer más de una década atrás.

Así, hasta el año 2008 todo fue jolgorio y rosas en el aspecto deportivo para Chauncey. 6 presencias consecutivas en la Final del Este, siempre más de 50 victorias, un anillo, 3 All-Stars, nominaciones al segundo mejor quinteto defensivo, dos Finales y un MVP de las mismas. Ben Wallace se marchó pero la vida siguió, con los mismos veteranos de siempre reverdeciendo laureles una y otra vez...hasta el inicio de la temporada 2008-2009. Eran ya 4 años sin alzar un título y el resurgimiento de Celtics y Lakers hacía peligrar la posibilidad de otro. Y de esta manera la directiva quiso dar carpetazo y enviar a uno de sus símbolos rumbo al Oeste para traer a Allen Iverson. El tiempo probaría que la jugada fue un grave error de Dumars, que rompió al gran lazo de los "Nuevos Bad Boys" en un intento por cambiar un futuro que se nublaba. Marchándose a Denver con rostro triste, Chauncey volvía a su ciudad natal con look de estrella y muchos más kilómetros y experiencia en la mochila que cuando la dejó 6 años atrás.

Y aliado con Carmelo llevó la solidez y el orden a unos Nuggets que se aprovecharon de su liderazgo, precisión y carisma para dotarse de la fiereza que les había faltado en años anteriores. Llegaron a unas Finales de Conferencia que hacía dos décadas que no pisaban y a su lado Anthony anotó como nunca antes. Estrella del proyecto y uno de los capitanes de la franquicia, Billups seguía demostrando que en la nueva era de los bases cada vez más atléticos él se amoldaba perfectamente, y si bien las lesiones empezaron a hacer mella en un cuerpo ya veterano siguió dirigiendo a los Nuggets hasta su traspaso junto a Melo a los New York Knicks en 2011. Vuelta a los vaivenes, a los giros y a los cambios de equipo. Decepcionado con su marcha de Denver el base se rehízo, pero tras perderse los Playoffs de ese año la directiva tenía otros planes y lo cortó con la amnistía. Luego vinieron los Clippers, y después Detroit querría rescatarlo para monitorear a su nuevo y joven equipo en busca de un éxito que no llegó. Pero ya nada era lo mismo, y las piernas pesaban y los años pasaban por Chauncey, que ha puesto fin a su carrera antes de que esta quisiese cobrarse un precio más alto con su figura y su leyenda.



A nadie lo apodan "Mr Big Shot" por casualidad o mero placer. Billups fue y es el símbolo de un equipo que marcó una década de la NBA junto con los indelebles Lakers de Jackson, O´Neal y Kobe y los Spurs de Popovich y Duncan. Los Pistons recuperaron un baloncesto duro, de defensas asfixiantes, contacto y gradas enfervorecidas por el espíritu de un tiempo ni mucho menos olvidado. A los mandos un trotamundos que encontró acomodo en un pabellón difícil y supo entender la idea que transpiraba la camiseta y se fajó en cada encuentro por defenderla. 6 temporadas, solamente 6 (no contaremos el regreso en la 2013-2014) pero una huella que jamás se borrará para los aficionados de la "Motown", que tuvieron el privilegio de volver a ver como su equipo se elevaba entre los grandes de la NBA con el baloncesto duro del que siempre gustaron.


15,2 puntos y 5,4 asistencias. Solo números, solo muescas en un papel que no pueden dar a entender la magnitud de la importancia de Billups en cada triunfo que consiguieron los equipos en los que jugó. Era su carácter, su disposición a jugarse los tiros que a muchos otros asustan y su ejemplo en defensa y en ataque lo que espoleó remontadas, encendió pabellones y creó un espíritu "Piston" en consonancia con el de sus otros legendarios cuatro compañeros. Siempre mito en Michigan, Billups se retira y con él se va otro pedazo de esa primera década del Siglo XXI en la NBA.


 
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