En el tercer partido de sus respectivas series, tanto Grizzlies como Hawks salieron victoriosos ante Oklahoma (98-98) y Pacers (98-85), adelantándose por 2-1 en el global de la eliminatoria.
HAWKS 98 - PACERS 85 (2-1)
Indiana confirmó que tiene un problema al que debe poner fin con la mayor brevedad posible. De lo contrario, su sueño de lograr algo verdaderamente grande en estos playoffs acabará por convertirse en una auténtica pesadilla. En el traslado de la serie a Atlanta, los Pacers volvieron a ofrecer una muy triste imagen. Los Hawks siempre dieron la sensación de tener el partido bajo control, y en cuanto mejoraron sus porcentajes de acierto acabaron por confirmar que el tercer partido de la eliminatoria sería suyo. Lo fueron madurando hasta el 98-85 final.
La derrota no solo deja a remolque (1-2) a los de Vogel (ratificado en su cargo en las horas previas por el general manager de la franquicia, Kevin Pritchard), sino que enciende todas las alarmas en Indiana. Una eliminación en la primera ronda ante un equipo que no ha alcanzado el 50% de victorias en liga regular traería consigo una serie de tan impredecibles como catastróficas consecuencias. Acabaría por dinamitar un vestuario cuya química está más que en entredicho.
Los síntomas de la crisis pacer se observan a simple vista. Las caras de abatimiento, desolación extrema, mirada perdida o impotencia de los jugadores no dejan lugar a dudas: la desconfianza se ha apoderado del roster. Nadie mejor que Roy Hibbert para ilustrar lo descrito en las líneas anteriores.
El pívot parece el fantasma del jugador que asombró al mundo durante las pasadas Finales de Conferencia ante los Heat o que durante los primeros meses de la presente temporada aparecía como el único candidato a ganar el Premio al Mejor Defensor, el cual finalmente fue a parar a Joakim Noah con todo merecimiento. Tras cometer su tercera falta a 5:30 de la conclusión del tercer cuarto fue sustituido. Ya no regresaría más al partido. Actuó como un inofensivo gatito dentro el imponente y atlético cuerpo de la torre de 2,18 de altura que es. Cierto es que, dadas las características de sus homólogos hawks, está llamado a sufrir en defensa. Sin embargo, esto no justifica que no sea capaz de capturar un solo rebote en su propio aro de los 52 lanzamientos errados por Atlanae. En ataque registro un paupérrimo 2/9 en tiros de campo, fallando ganchos a menos de un metro de la canasta. Y lo peor, no realizó ningún tipo de acción posterior que le permitiera poner remedio a su frustración. Algo que cualquiera que haya jugado a este juego entenderá de lo que hablo.
Por su parte, los de Mike Budenholzer ofrecieron sensaciones totalmente opuestas. En todo momento se vio a un equipo trabajando en pos de obtener un beneficio común. Paul Millsap (14 puntos y 14 rebotes) sostuvo a los suyos durante la primera mitad (39-38), como David West hizo en los visitantes. Tras la reanudación, DeMarre Carroll, secó a Paul George (12 puntos con una serie de 3/11 en tiros campo) y Kyle Korver tomaron el relevo y abrieron la primera brecha en el marcador (50-42). En el último periodo un triple (Atlanta anotó diez en los segundos 24 minutos) de Shelvin Mack ponía el 72-60 en el marcador de un Phillips Arena que gozaba con los suyos.
Fue entonces cuando entre Lance Stephenson (21 puntos, 13 rebotes y cuatro asistencias) y Luis Scola (17 tantos) dieron un empujón (79-75 a 6:28 para el final) que parecía indicar el resurgir de Indiana. Nada más lejos de la realidad. Entonces apareció Jeff Teague para anotar 11 de sus 22 puntos en los cinco últimos minutos. Aderezó su gran actuación con diez asistencias que compensaron su 35% (7/20) de acierto.
Como sucedió en los dos anteriores duelos, el ganador del tercer cuarto acabó por llevarse el triunfo. El cuarto partido (este sábado a las 20:00) se antoja fundamental. Atlanta intentará volver a imponer su intensa defensa para obligar a un bloque como Indiana a recurrir a las individualidades y a forzar una mala selección detiros. Ver a Larry Bird cariacontecido de nuevo sería la mejor noticia para los Hawks.
No obstante y pese a las muy malas sensaciones transmitidas en el primer y tercer partido, sería de locos dar por acabados a los Pacers. Son en estos momentos cuando los grandes equipos deben dar un paso al frente. Y, por lo menos hasta el All-Star, este equipo lo fue.
GRIZZLIES 98 - THUNDER 95 (2-1)
Los Playoffs de la NBA muchas veces te dejan sin palabras para expresar lo que está pasando en el pabellón. El Memphis – Oklahoma City de esta noche fue una de esas ocasiones. Los Grizzlies ganaron un partido que tenían resuelto a falta de diez minutos, pero en el que se dejaron remontar 17 puntos para acabar venciendo en una agónica prórroga (98-95) a unos Thunder donde Russell Westbrook, volviendo a su versión de Jekyll y Mr. Hyde, remontó prácticamente él sólo el partido y lo tiró por la borda con decisiones, de nuevo, discutibles. Kevin Durant tampoco tuvo su mejor noche y estuvo bien defendido por un gigantesco Tony Allen.
En menos de un minuto pudo ganar Memphis y pudo ganar Oklahoma, pero nos fuimos a la prórroga. Un tiempo extra necesario para entender la inexplicable locura anterior. Los Grizzlies se habían puesto 81-64 en los primeros minutos del último cuarto gracias a un Tony Allen que cuajó uno de los mejores partidos que se le recuerdan. Secó a Durant y a todo Thunder que apareciese por la línea exterior y en ataque, en ocasiones, dejó detalles de auténtico genio. Acabó con 16 puntos y 9 rebotes. A su lado, el mejor Mike Conley posible. 20 puntos y, sobre todo, la confirmación de que aparece cuando el equipo más lo necesita.
En esos minutos, entre el delirio local y la inoperancia en ataque de Durant y compañía, vuelve Westbrook a pista después de recibir tratamiento en su rodilla. 7-0 de parcial para Oklahoma con la primera asistencia del base en el partido. Los Thunder sabían que en estático era imposible superar la defensa de Memphis, había que correr. Y ahí Westbrook, mal que les pese a algunos, es de lo mejor de la liga. Oklahoma aumentó el parcial a 17-0 y empató el partido a 81. ¿Los líderes de esa remontada? Russell y un chico llamado Kendrick. Perkins jugó su mejor partido de la temporada y fue capaz de parar a un Zach Randolph que acabó con un 5 de 20 en tiros de campo.
Ahora hay una sucesión de jugadas que resumen el partido: Tony Allen realiza un sensacional mate y en la siguiente acción roba magníficamente el balón a Russell Westbrook para anotar de nuevo. Era el 85-81 a falta de 45 segundos. Medio encuentro en manos Grizzlies. En dos segundos, Westbrook se inventa un espectacular 3+1 para empatar el partido a 85, Mike Conley falla una bandeja tras una horrible defensa de Oklahoma y, en el último segundo, Durant falla el triple para ganar el encuentro. Prórroga.
En el tiempo extra, donde los Thunder empezaron con ventaja de tres puntos y la desperdiciaron con los mismos errores que les han impedido llegar a cotas más altas estos años. Conley metió 5 puntos seguidos y Tony Allen paró a Westbrook (0 de 4 en la prórroga) y Durant por igual. Con 95-92 para Memphis y bola para Oklahoma a falta de 25 segundos, Westbrook y Durant se jugarón dos triples innecesariamente precipitados con compañeros libres de marcaje, tirando por la borda una gran remontada. El partido era de los Grizzlies.
La eliminatoria se decidirá principalmente en el duelo Durant-Allen, pero tardará más o menos en resolverse por el buen hacer de varios componentes. Es decir. Kevin Durant todavía no es capaz de superar en estático la defensa de Tony Allen. Incluso prefiere buscar a un Zach Randolph que, a pesar de ser rápido, no lo es tanto como KD. El 0 de 8 de hoy en triples del alero de los Thunder refleja un punto de impotencia y desesperación. Impotencia por no poder entrar en la zona y por, cuando lo consigue, no conseguir ser tan eficaz como otras veces. Ante esa situación, la solución son los triples. Si no entran, está perdido. Acabó con 30 puntos porque es un anotador compulsivo, pero ese 10 de 27 en tiros de campo ayuda a comprender por qué no hizo un gran partido.
La serie, además, vive de otros dos duelos. El primero es el de Westbrook contra sí mismo. El base, si quiere, puede ganar la eliminatoria. Físicamente es superior a Mike Conley y Courtney Lee, pero su precipitación le hace chocarse casi siempre contra Randolph o Marc Gasol. Ante la duda, como Durant, intenta el triple. Hoy 4 de 13 desde la línea de tres y 9 de 26 en el total de tiros de campo. 30 puntos y sólo 2 míseras asistencias. Durante el encuentro tuvo situaciones de pase claras a otros compañeros que su ansiedad le impidió ver con claridad. Si supera a su par, que lo hará, y al entrar en la zona busca el pase, bien a un interior o bien a un compañero abierto, Oklahoma ganará una variante que ha utilizado durante todo el año pero que echa de menos durante esta serie.
Además, esta vez los Grizzlies fueron superiores también en aportación de la segunda unidad. El banquillo local ayudó a romper el partido en el segundo cuarto (20-4 en puntos de suplentes al descanso) mientras que el de los Thunder se quedó en 9 puntos totales... tres menos de los que sumó un Udrih que está siendo instrumental (5/6 en tiros) tras la sanción a Calathes. Pero el último peso de la balanza es la dupla Marc Gasol – Zach Randolph. El español, frenado hoy por dos faltas en el primer cuarto, apareció muy poco y, cuando lo hizo, fue para decidir el partido. Debe tocar más balón para dar más libertad a los exteriores y sacar un poco de la zona a Ibaka para que Randolph aproveche los uno contra uno con Perkins. Hoy Z-Bo, como hemos dicho, no tuvo su mejor noche precisamente por lo forzado de sus emparejamientos con el pívot de los Thunder.
La serie sigue en Memphis y promete continuar con la locura a la que ya nos han acostumbrado. Kevin Durant no se querrá ir tan pronto de la lucha por el título y los Grizzlies han encontrado un filón en ambos aros: Tony Allen.
Fuente: As
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