La Minicopa no es una competición paralela a la Copa durante
los 4 días de baloncesto que se vive en la ciudad que acoja el evento. No es ya
un torneo que se juegue por las mañanas para pasar el rato. Este año, la
Minicopa ha ofrecido un auténtico espectáculo. El Muelle de Málaga y el
pabellón de Los Guindos han sido testigos de que las nuevas generaciones vienen
pisando fuerte.
FOto: basketexpress.net |
El gran nombre de los 4 días fue el del lituano Balciunas,
invitado por el Madrid tras verlo en Castelldefels y decisivo para que los
blancos se llevaran el torneo. Algunas voces critican esa invitación porque
podría ser considerado como un juego sucio. ¿Deberían prohibirse invitaciones
de este tipo? Este es otro debate.
Balciunas, punto y aparte
Lo que se vio en pista fue una gozada. Balciunas, con el 20
a la espalda, hizo un despliegue de fundamentos a lo largo del torneo
exhibiendo su poderío físico y aniquilando a todos sus defensores, que veían
con impotencia como les acababa superando. El Madrid llegó a la final jugando
un exuberante juego y una defensa muy intensa. En la gran final, Balciunas se
coronó como el MVP del torneo haciendo 28 puntos y 43 de valoración ante
Unicaja y alzando el torneo que acreditaba a los blancos como campeón del
torneo otro año más.
Bases y tiradores
En el Madrid destacó también Méndez, que sentenció
precisamente esa final con los tiros libres al final. Sangre fría, liderazgo y
un gen ganador que dejó sorprendidos a más de uno para su edad.
El Barcelona nos brindó un equipo compacto y con muchos jugadores
aportando, pero con el dorsal 10 destacaba un chico pequeñito, audaz, rápido y
con un dominio del balón espectacular. Héctor Aza. Imprimía velocidad cuando
quería, fintaba, tiraba bien de media distancia y penetraba sin contemplaciones
pese a ser bajito. Por compararlo con alguien, salvando distancias
evidentemente, sería parecido a Rajon Rondo.
Unicaja de Málaga hizo un brillante torneo en casa, apoyado
incondicionalmente por su afición y tuvo en sus manos la victoria. Parte de esa
culpa la tuvo Miguel Moreta, autor de 22 puntos en la final con un brillante 6
de 8 en triples. Fue la gran sensación de la final pese a la derrota andaluza.
Pero en el conjunto verde hay que destacar a Uri Carrillo.
El base, dorsal 8, zurdo, posee unas cualidades innatas para generar juego,
liderar y anotar. Fue uno de los artífices del rendimiento de Unicaja en el
torneo y lo más importante, sabe que es el alma del equipo y así se lo inculca
a sus compañeros, dejándose la piel en cada acción.ç
En el Valencia Basket encontramos un jugador polivalente
como Guille García, dorsal 11, que es capaz de generar juego de fuera a dentro
y desde el mismo poste con grandes recursos (fintas, ganchos, reversos…). La
falta de velocidad la contrarresta con fundamentos y otras cualidades como la
inteligencia táctica o la lectura de su defensa.
Finalmente en el bando anfitrión se podría destacar a Dike,
un pívot con mucho recorrido por mejorar a nivel técnico pero con un físico
portentoso y una capacidad intimidatoria bajo los aros temible.
Fue un magnífico torneo, con un ambiente prácticamente
profesional y mucha intensidad en todos los partidos. No importa el resultado
(hubo victorias abultadas), se lucha hasta el final. Las generaciones venideras
vienen pisando fuerte.
Publicar un comentario
Déjanos tu opinión sobre lo leído.