Sergio Rodríguez (16 puntos, 5 asistencias), Rudy Fernández (16 puntos, 4 rebotes, 4 asistencias) y Ioannis Bourousis (15 puntos, 9 rebotes) fueron los más destacados en el Real Madrid, mientras que en los locales sobresalieron las figuras de Joffrey Lauvergne (13 puntos, 13 rebotes), Tarence Kinsey (17 puntos) y Bogdan Bogdanovic (15 puntos).
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El partido amenazaba con romperse, y si bien es cierto que el Madrid no conseguía imponer ese juego desenfrenado del que tanto hace gala, mantenía la fluidez ofensiva que bien se reflejaba en el acierto. Las diferencias eran notables, pero la agresividad de Kinsey (11p) desde el perímetro y la irrupción en la pintura de Lauvergne (7p) comenzaba a dar sus frutos, manteniendo relativamente a raya. Fue entonces, cuando más peligraba el marcador, cuando la figura de Sergio Rodríguez salía a la palestra para dejar las cosas claras, y sin dejarse amedrentar por la presión que suponía la afición local, presentaban un colchón a priro bastante cómodo sobre el que trabajar en la segunda mitad (39-47).
Era nuevamente ese juego trabado y errático sobre la cancha el que daba vida a un Partizan que se seguía encomendando a la sociedad Kinsey-Bogdanovic, sacando a relucir una defensa que poco a poco comenzaba a ser un quebradero de cabeza para los visitantes, que ya no gozaban de esa inspiración de cara al aro. Pese a la aparición de Rudy Fernández como desatascador, la pluralidad ofensiva de los balcánicos no permitía relajo alguno, llegando a los últimos 10 minutos con un resultado que aun siendo favorable para el Real Madrid, resultaba no menos que engañoso. (49-58)
Y nada más lejos de la realidad, ya que en los primeros compases el núcleo duro de los hombres de Velimir Gasic carburaba, suponiendo una constante amenaza. Pero no parecía suficiente, porque a pesar del gen competitivo y lo voluntarioso de sus embistes, por algo el Real Madrid no conoce la derrota esta temporada, y sin dar su mejor versión, llegados al ecuador del cuarto se daba lugar un huracán ofensivo incontestable. El equilibrio ofensivo, el dinamismo, la envidiable circulación de balón, todas estas y muchas más eran las razones por las que la contienda estaba sentenciada conforme pasaban los minutos. Una vez más, la escuadra merengue impone su ley allá donde va, llevándose la primera victoria del Top 16. (64-80)
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