Es evidente que Pau Gasol no está
en el mejor momento de su carrera. Desde la llegada de Mike Brown al banquillo
angelino, y posteriormente con la contratación de Mike D’Antoni, el juego de
todo el equipo, y concretamente el del ala – pívot español, ha empeorado de
forma evidente, cayendo también sus estadísticas.
Nadie puede negar que desde la
salida de Phil Jackson, Pau no ha sido el único que ha empeorado en su aportación
al equipo. Actualmente, los Lakers, con peor plantilla que en la época Jackson,
no juegan a nada. De aspirantes al anillo a luchadores por una octava plaza en
el Oeste. Ni más ni menos. Además, con un quinteto formado por Nash, Bryant,
World Peace, Gasol y Howard, suena inverosímil pensar en un equipo perdedor. El
sistema rápido del Run n’ Gun de D’ Antoni no parece muy apropiado para una
plantilla con muchos años en las piernas, y que no parecen confiar en su
entrenador.
Entonces, se puede hablar de un
empeoramiento simultáneo del juego de Pau con el del resto del equipo. Con los
nuevos sistemas, que hacen jugar a un 2,13 como Gasol lejos de la canasta, los
puntos del catalán han disminuido, además de sus rebotes y sus minutos. Lo que
sonaba como la mejor pareja interior de la liga, Howard – Gasol, ha sido de las
mayores decepciones. Además, el clima de tensión entre jugadores y cuerpo
técnico era evidente, sin olvidar los constantes rumores de traspaso que se
cernían en torno a un jugador que, por otra parte, quería continuar en una
franquicia en la que todavía aportaba mucho. Gran señalado por prensa y
afición, Gasol sufrió varias lesiones, y vio desde la grada como su equipo
seguía perdiendo, sin asegurar su titularidad, y sentado en el banquillo en los
finales apretados. La confianza adquirida en toda una carrera, se desvanecía
por momentos.
No obstante, no se puede achacar
la culpa a una sola persona. Un jugador que ha sido el traspaso más importante
en la historia reciente de un club legendario, y que ha sido pieza clave en la consecución
de dos anillos, no puede ser un lastre en ningún equipo. El problema también
viene de la actitud de los demás frente a él.
Las tácticas dejaban en un rol
insignificante a Gasol, ofensivamente hablando. Después, la plantilla obvió a D’
Antoni, estableciendo una especie de método propio, liderado, obviamente, por
Kobe Bryant. Pero en esta nueva fórmula, Gasol tampoco aparece como un claro
referente ofensivo, cosa sorprendente, por la muy limitada técnica individual
de Howard en ataque, cosa que Pau complementa perfectamente. Además, Gasol es
un anotador contrastadísimo, por lo que podría asegurar valiosos puntos para
los suyos, si se le dan los balones necesarios. Aún con todo en contra, el
español firmaba unos números muy correctos, aunque peores que en el pasado.
Ahora, con Bryant como héroe, Pau
está recuperando sensaciones y mejorando juego y estadísticas. No obstante, el
juego no pasa por él. Cada punto es una lucha personal, fabrica prácticamente
de la nada cada punto a su favor. Kobe, que le ha defendido una y otra vez
frente a la prensa, no es consecuente, y no surte de balones interiores al que
posiciona como su escudero frente a los medios. Con tiros que rozan lo absurdo,
Kobe acapara claramente demasiado juego. Es el que tira del carro porque es
quien más ganas pone, y porque tampoco involucra a los demás.
La clave está en las manos del
24. Si hace mejores a sus compañeros, todavía pueden entrar en playoffs, y una
vez dentro, el límite es, simplemente una de una de las plantillas con más calidad de la liga.
Pau y sus Lakers todavía pueden mejorar y volar muy alto.
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