Lebron James tiene ante sí un grave problema. Nos está acostumbrando desde hace unas temporadas a hacer un juego perfecto, sin fisuras, dominando en cualquier parte de la pista, ejecutando cualquier faceta a la perfección y liderando sin contemplaciones a Miami Heat. En las finales de la temporada pasada ya demostró que está muy por encima de todos, pero Lebron James sigue agrandando su leyenda.
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Tiene 28 años, pero va camino de ser uno de los mejores de todos los tiempos. Juega en cualquier posición y su juego empieza a alcanzar el nivel de perfección. Tira mejor, defiende mejor, pasa mejor y gestiona mejor todo. Lebron ya ha madurado. Tiene un anillo, y quiere más.
Esta madrugada, el Rey se se convirtió en el primer jugador de la historia de la NBA en encadenar seis partidos consecutivos anotando 30 o más puntos y promediando al menos un 60% en tiros de campo en cada uno de ellos.
Lebron va camino de su cuarto MVP consecutivo. Sus números son escandalosos, anotando como el que más, reboteando como jugadores interiores y asistiendo como los mejores bases de la Liga. Lebron es un todoterreno, Lebron ya no tiene calificativos.