Su madre, en un alarde de orgullo y
confianza, dijo de él que era “el futuro de la NBA”. Sin duda
las madres no son las fuentes más fiables para sacar conclusiones
objetivas del talento o las capacidades de sus hijos, pero si la
madre en cuestión ha sido campena olímpica con la selección de su
país, los Estados Unidos, ha jugado dos temporadas en la WNBA,
algunas más en España, Brasil, Franci e Italia, además de
All-American y campeona de la NCAA con North Carolina, nos surgen
dudas de si realmente debiéramos otorgar cierta autoridad a sus
comentarios. Porque Pam McGee ha sido una figura histórica en el
baloncesto femenino a nivel mundial.
¿Pero es JaVale McGee realmente el
futuro de la NBA? Sin duda talento tiene. Mide 2 metros y 13
centímetros, pero es tan ágil como un alero, tiene una capacidad de
salto increíble, un primer paso matador y no dribla nada mal,
superando en este aspecto a prácticamente toda la nómina de torpes
pivost NBA. Atléticamente es un portento, uno de esos jugadores de
los que solo hay uno por generación. El problema es que la cabeza no
acompaña.
Parece que en Denver esté más
asentado, pero los precedentes que de él tenemos cuando jugaba en
los Wizards, la temporada pasada, sin ir más lejos, no son nada
halagüeños: intentos de mate desde el tiro libre, despistes en
jugadas, tiros imposibles, pérdidas de balón innecesarias,
despistes en la defensa individual, piques innecesarios... Hay un
vídeo en la red bastante ilustrativo sobre los despistes de McGee, y
la lista es larga, lo suficientemente larga como para que muchos
piensen que su problema de evolución, el paso adelante que tiene que
dar para llegar a ser una estrella de la liga, no llegará a darlo
nunca.
A sus problemas para concentrarse, se
suma un egoísmo increíble (a llegado a terminar con las
aspiraciones de remontada de su equipo para lograr un triple doble),
su incapacidad para pasar la pelota, la desconcentración crónica
que sufre en la defensa individual o la indolencia que demuestra en
cuanto a realizar en la cancha todo lo que no se refleje en la hoja
de estadísitcas, además de su inexistente tiro de media distancia y
su inconsistente juego de poste.
Sin embargo, el potencial lo tiene:
físicamente es perfecto, es un muy buen reboteador, defiende bien en
equipo, supera a la mayoría de los rivales gracias a su velocidad,
es imparable al contraataque y demuestra un talento innato para
taponar y hacer mates, a veces muy espectaculares.
El tiempo dirá si realmente llega al
potencial que su madre predijo o se queda en uno de esos numerosos
saltimbanquis que vagan por la NBA.
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