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domingo, 12 de enero de 2014

La Bruixa D'Or da la campanada en el CID (70-85)

Se repite la historia. Al igual que en las dos últimas ocasiones que estos dos equipos se han enfrentado en el CID, ha sido Manresa quien se ha llevado el gato al agua, y es que contra todo pronóstico, la Bruixa D'Or ha dominado de principio a fin, haciendo gala de una pluralidad ofensiva y una solidez que no dio opción a un Herbalife Gran Canaria que el faltó esa chispa de otras ocasiones. Una victoria que viene como agua de mayo para un equipo que aspira a alejarse de la zona peligrosa de la tabla.

Los principales artífices de la victoria fueron Darry Monroe (16 puntos, 6 rebotes) y Dominic Waters (17 puntos, 5 asistencias), mientras que de poco sirvieron las actuaciones de Ben Hansbrough (17 puntos) y Tomás Bellas (15 puntos).
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Imponiendo un ritmo frenético desde el salto inicial, era la Bruixa D'Or quien tomaba las riendas en los primeros compases gracias a un Darryl Monroe imparabale (7p), que sólo podía ser medianamente contestado gracias a la pluralidad ofensiva de los locales. Pronto se le uniría de manera espectacular su compatriota Waiters (12p), que se beneficiaba de una fluidez ofensiva sobresaliente que seguía poniendo tierra de por medio ante un Gran Canaria que sufría del acierto y la intensidad rival, marchándose impotente al segundo cuarto por debajo en el luminoso (15-33).

Y es que pese a las acometidas locales, el perímetro manresano seguía ametrallando el CID, imponiendo su ley en ambos lados de la cancha. Sin embargo, conforme la hegemonía anotadora descendía paulatinamente, los de Pedro Martínez se metían de nuevo en el encuentro echando mano del dúo interior Báez-Tavares y de un Hansbrough (9p) que se empezaba a entonar. Aun reduciendo distancias, sucumbían ante un equipo que gozaba de una inspiración colectiva (y de un Waters brillante) difícil de igualar, lo que se reflejaba una vez llegados al descanso (38-49).

Poco cambiaban las cosas en la segunda mitad. La tónica de la contienda permanecía intacta, lo que no impedía que los hombres de Borja Comenge continuaran con su particular dominio, apoyados en esta ocasión en un Eriksson que veía, como muchos de sus compañeros, el aro como una piscina. Los constantes intentos de Bellas o Hansbrough, para aferrarse al partido se auguraban inútiles, ya que ante la falta de dinamismo, salía a la palestra un trabajo atrás de los visitantes que daba buena cuenta del control y la serenidad de la Bruixa D'Or, que se iba al último cuarto con una cómoda ventaja a sus espaldas (49-67).

Llegados a este punto, las opciones de remontada eran cada vez más remotas, y más aún viendo que el combinado canario no conseguía dar con la tecla, echando de menos un revulsivo con el que intentar mantener a raya al contrincante. Por si fuera poco, Darryl Monroe volvía a aparecer en escena para sentenciar un partido que ya había dado atisbos de estar terminado hace rato. La solvencia y solidez del Manresa eran implacables, sin haberse pasado por la cabeza el pisar el acelerador tan siquiera. Un encuentro muy completo que bien mereció un triunfo con el que coger aire (70-85).

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