Año de cambios en una SEC que promete irrumpir con más fuerza que nunca y quitar los focos a conferencias que recientemente han disfrutado de un nivel netamente superior.
La sombra de Calipari es
alargada, pero, quizás, en esta ocasión, lo sea menos que nunca en los últimos
años. Y es que no solo Coach Cal ha
conseguido sacarse de la chistera su habitual serie de recruits de primer nivel, sino que esta vez las llegadas de freshmen de alto pedigrí a la SEC no
solo han tenido como dirección Lexington. Ben Simmons, mejor jugador de la Class 2015, decidió llevar su
desorbitado talento a LSU. Junto él aterriza en Louisiana otro gran valor de
la Class como Antonio Blakeney. Al
fenómeno Simmons se suman la llegada de Skal Labissiere (el a priori gran rival
de Simmons por ser el número 1 del draft de 2016), Isaiah Briscoe o Jamal
Murray a Kentucky, Malik Newman a Mississippi State, PJ Dozier a South Carolina
o Tyler Davis a Texas A&M. Por otro lado, la serie de nuevos entrenadores de
alto caché que han encontrado cobijo en la conferencia se presenta como otro de
los puntos clave por el que pasa el presumible crecimiento de la misma: Ben
Howland ha desembarcado en Mississippi State,
Rick Barnes en Tennessee, Michael White en Florida y Avery Johnson en
Alabama. Estos alicientes hacen de la SEC una conferencia al alza en la que la
subida del nivel medio que debería proporcionar la savia nueva que suponen
estos proyectos puede situarla muy pareja con respecto a las que son referencia en términos
competitivos.
Foto vía discoveryshop |
Una temporada más, Kentucky se
presenta como el rival a batir. Pese a la cantidad y la calidad de las bajas
con respecto al bloque que encadenó 38 victorias consecutivas antes de perder
en la Final Four con Wisconsin (hasta 7 jugadores han dado el salto a la NBA),
el roster de los Wildcats vuelve a
ser, indudablemente, el mejor de la SEC. En Lexington se deja atrás un poderío
sobrehumano en el frontcourt para
pasar a apostar por el small-ball y
un juego más dinámico y vertiginoso. Tyler Ulis, Isaiah Briscoe y Jamal Murray
serán los exponentes de esta apuesta y de su coexistencia dependerán buena
parte de los opciones del college de
Lexington. Por su parte, la figura de Skal Labissiere emerge como principal
referencia interior del equipo junto a un Marcus Lee del que se espera un paso
adelante una vez ha quedado con un rol preponderante en la plantilla y a un
Alex Poythress que deberá ser la voz de la experiencia entre tanto imberbe. Coach Cal tendrá nuevamente el cometido
de cambiar de registro y saber adaptarse a lo que dispone para potenciar las virtudes de un grupo repleto de talento. En su poder estará
acallar a quienes le ven como un excelente reclutador y un mediocre entrenador
y llevar a UK, nuevamente, a la gloria.
Los segundos en discordia serán,
salvo sorpresa, LSU Tigers, quienes tendrán en Ben Simmons el eje sobre el que
edificar un sistema en el que le acompañará una importante batería de
tiradores y un talento de la magnitud de Antonio Blakeney. La gran incógnita, cómo no, llega de la mano de un Johnny Jones que
jamás se ha encontrado con la misión de gestionar un roster de semejante calibre.
Foto vía LSUSports |
A la sombra de los dos galgos
pueden galopar Vanderbilt, Texas A&M y Florida. Vanderbilt será, sobre el
papel, la principal alternativa de poder a Kentucky y LSU. Kevin Stallings
tendrá de vuelta a un bloque joven y talentoso en el que Damian Jones, ya con el cartel de interior
dominante en la competición, tendrá la premisa de imponer su ley bajo tableros
rodeado de buenos jugadores de perímetro como Riley LaChance, Wade Baldwin IV o
Matthew Fischer-Davis, que permiten a los Commodores adquirir un equilibrio
ofensivo del que pocos pueden presumir. Por su parte, los Aggies mantienen el
núcleo duro de la temporada pasada, con la pareja Danuel House-Jalen Jones como
referencia ofensiva y Alex Caruso como canalizador, potenciado por la llegada
de una destacable camada de freshmen dónde
sobresale un Tyler Davis destinado a ser la figura interior de la
universidad tejana. Por último, Florida parte como una incógnita por resolver
tras el fin de un sobresaliente ciclo con Billy Donovan al mando y el comienzo de
otro que deberá comandar Mihael White, contratado tras una encomiable labor en
Louisiana Tech. La explosión (de una vez por todas) de Kasey Hill en el que
será su año junior se antoja fundamental
para unos Gators que, sustentados en Dorian Finney-Smith, Devin Robinson o Brandon Francis, intentarán volver a ser el equipo correoso de antaño.
Pese a partir desde un peldaño
inferior, la Mississippi State de Ben Howland promete ser uno de los proyectos
más interesantes de todo el baloncesto universitario. El recruit de Malik Newman supone un punto de inflexión en un programa
que Howland intentará resucitar tras varias temporadas vagando sin pena ni
gloria por el pozo de la SEC y en el que se hace necesario crear un patrón de
juego que sirva como base para progresar en años venideros. Otros atractivos
residirán en comprobar si la Auburn de Bruce Pearl da un pequeño paso adelante
que sirva para sentar las bases de un college
que quiere resurgir de sus cenizas tras muchos años hundidos en la miseria
o si Stefan Moody realmente será capaz de instalarse en la élite anotadora de
la competición llevando las riendas de la Ole Miss de nuestro Sebas Saiz que,
una vez más, buscará un hueco en el Madness partiendo como tapada.
Por si todo lo anterior resulta
insuficiente, también asistiremos al año uno de la era Rick Barnes en Tennessee y
Avery Johnson en Alabama, así como al posible progreso de una South Carolina que
se encomendará al talento que atesora en el perímetro con el base freshman PJ Dozier, Sindarius Thornwell y Duane Notice y a la capacidad de Frank Martin de optimizar sus recursos para abandonar el fondo de la conferencia. Por otro
lado, con menos glamour pero con más tintes competitivos que algunas universidades
citadas con anterioridad aparece una Georgia que sin hacer ruido tendrá como
reto mantener el nivel exhibido en cursos anteriores. Finalmente,
el enigma que supone las prestaciones que pueda ofrecer Arkansas tras las bajas
de Michael Qualls y Bobby Portis contrasta con lo que parece una certeza:
Missouri aún con la resaca de los transfers
solicitados por Montaque Gill-Caesar y Johnatan Williams III,
apesta a farolillo rojo.