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jueves, 23 de octubre de 2014

Los "sleepers" de la Liga (I)

Ya solo queda una semana para que empiece la Liga y todas las predicciones están listas. Campeón, All-Stars, resultados, sorprendentes eliminados e inesperados triunfadores en sus respectivas Conferencias. Hemos analizado, hablado y debatido hasta la saciedad sobre todos los posibles desenlaces de esta 2014-2015, y para rizar el rizo queremos dedicar esta breve sección a un tipo de jugadores y equipos que podemos encontrar esta campaña: "sleepers". 
Foto: NBA
Con esta expresión inglesa nos referimos al éxito inesperado, a aquellos que triunfan aunque nadie, o pocos, lo anticiparan, y en el caso de la NBA normalmente se incluye entre las quinielas. ¿Qué jugadores romperán el molde y darán un paso adelante espectacular en su carrera?, ¿qué equipos actuarán por encima de su nivel? Varios jugadores y franquicias pasarán por esta sección para, en la opinión del redactor, alzarse con el título a "sleepers" de la temporada. Es lo hermoso de las ligas deportivas: desde la confirmación de una estrella hasta el inesperado hallazgo de un "Cisne Negro" en el sentido que le da Taleb. Arrancamos.

Nuestro primer gran candidato a tener un año fantástico es un alero de 2,01 metros de altura que fue elegido con el número 2 en el Draft de 2012, justo por detrás de su por entonces compañero de equipo Anthony Davis. La brillante luz dejada por el número 1, por Lillard, Drummond o Bradley Beal ha hecho que MKG, Michael Kidd-Gilchrist, parezca ahora una mala idea, dos años después de que fuera seleccionado como jugador más joven de la NBA. 

Jugar en unos Bobcats perdedores en su primer año, con un sistema de juego aún caótico, no le ayudó. Y la lesión en su segunda temporada, con el objetivo de los Playoffs en mente de todos, tampoco. Pero Kidd-Gilchrist tiene serias posibilidades de ser un jugador clave, aún más, para los nuevos Hornets en esta 2014-2015.

Empecemos por las estadísticas. Es cierto que en la 2013-2014 perdió fuelle en cuanto a números. Jugó menos minutos (24) , metió solo 7,2 puntos frente a 9, cometió más faltas personales y reboteó menos (5,2  frente a  5,8). Poco esperanzador para un jugador que, eso sí, cumplió 21 años el pasado 26 de septiembre. La etiqueta de "Bust" ya pendía sobre él pese a la enconada defensa hecha por los fans de los Bobcats, que consideraban, y consideran, a MKG como una de las piezas más importantes del equipo. 

Y precisamente Clifford ha dicho que este año su alero titular va a recibir más minutos y probablemente cerrar los partidos, algo que lo llevará a unos 30 por encuentro, supuestamente. Si observamos las estadísticas "Per 36" tendríamos unos resultados mucho mejores, con casi 11 puntos y 8 rebotes, que aún no son numerazos pero sí respetables. Kidd-Gilchrist necesita algo más.

Y ese "algo" lo ha añadido en un largo verano de trabajo con Mark Price, que ha entrenado con él el tiro en muchas sesiones buscando corregir una mecánica espantosa que ya hemos reproducido en foto anterior. Durante los encuentros de pretemporada se ha animado a lanzar más de media distancia, se le ha visto suelto con el lanzamiento y con muchos defectos corregidos. Ha empezado incluso a realizar dribblings con parada y tiro, lo cual añade un arma nueva y poderosa a un juego que se basaba en las penetraciones, los rebotes ofensivos y el contraataque. 

En esta pretemporada ha subido a 28 minutos de juego (que se deberían incrementar terminado el período de pruebas) y ha anotado 10,4 puntos y cogido 6,7 rebotes por partido, con casi 2 asistencias y más de un robo y un tapón. No son, de nuevo, espectaculares, pero sí dan sentido a las sensaciones que todos los fans de los Hornets tienen (para qué engañarnos, tenemos)

El tiro de media distancia era algo pedido por el equipo técnico y la grada, puesto que posibilita que Al Jefferson tenga aún más espacios y evita que Steve Clifford tenga que sustituir a su alero, y pieza clave en el sistema defensivo del perímetro, en los últimos momentos del partido para tener más opciones para abrir la cancha. El año pasado fue Douglas-Roberts el que ocupaba el rol que ahora MKG debe asumir para aspirar a asimilarse a lo que prometía cuando fue drafteado. 

¿Por qué damos tanta importancia a su papel en el sistema defensivo? Porque verdaderamente es la clave de bóveda: ayuda constante de Al Jefferson en el interior y pegamento defensivo para un perímetro que ahora se refuerza con Lance Stephenson. Su tendencia a cometer muchas faltas debería irse templando con más partidos, respeto y experiencia, y las habilidades defensivas las tiene.

A los números nos remitimos: con él en pista los Bobcats recibieron 3,5 puntos menos por partido, y aunque anotaban ligeramente menos la diferencia en puntos netos con él en pista o en el banquillo es de +2,9. El año pasado se lesionó en un partido contra los Mavericks (el 3 de diciembre) y no volvió a jugar hasta mes y medio después, perdiendo ritmo y bajando su producción dada su readaptación. Durante esos 20 partido el equipo quedó 7-13, y a partir de su regreso tal tendencia se invirtió hacia el 28-16 hasta finales de Abril, dando balances positivos siempre desde la vuelta de MKG. 

Además, su regreso coincidió con el "florecimiento" de un Big Al que comenzó su espectacular producción de los últimos 4 meses con un enero en el que ya anotaba 24 puntos por partido y cogía 11,3 rebotes. Por todo ello concluimos que los Bobcats tenían, y tienen, al ex de Kentucky como un jugador muy necesario para conseguir triunfos.



Ante su tercer año en la Liga Kidd-Gilchrist se halla frente a dos caminos de conocido, aunque bien diferente, resultado. Está la posibilidad de que, por causa de su tiro, las lesiones, una hipotética falta de confianza o un descalabro general, vea hundirse su producción y se convierta en el "Bust" que algunos ya han anunciado, o por el contrario que dé el paso que todos los fans de los Hornets esperan, que su trabajo con el tiro en pretemporada dé réditos y que de pieza importante para 24 minutos se convierta en titular indiscutible y amenaza constante en defensa o en ataque. Yo confío en él.


Fotos: NBA

sábado, 11 de octubre de 2014

Héroes que no son leyenda

La historia de la NBA está plagada de leyendas. Jugadores que eran, y son, capaces de echarse a su equipo a las espaldas y liderarlo hasta las más altas cotas de gloria. All-Stars, anillos y nominaciones a mejores equipos de la Liga se les caen de las manos y en sus vitrinas apenas queda espacio para acaparar toda la atención que reciben no solo por parte de sus propios aficionados y de periodistas, analistas y tertulianos, sino también del fan promedio de la NBA.

Pero no lo son todo, ni mucho menos. Y no me refiero solamente al enorme reparto de jugadores secundarios que están siempre ahí detrás haciendo labores quizás más oscuras pero no por ello menos importantes en el desarrollo del juego de su equipo, sino también a figuras como las que iré analizando en esta serie de artículos. Jugadores que sin llegar a ser nunca estrellas rutilantes de la competición sí que han representado mucho para los aficionados del equipo en el que jugaban y siguen vivos en la memoria como piezas clave en momentos históricos para su franquicia.

¿Quién podría ser un prototipo de estos jugadores de los que hablo? El primero en pasar por estas páginas será Gerald Wallace, actualmente en los Boston Celtics pero durante seis años y medio estrella, aunque perteneciera a la segunda o tercera línea de jugadores en la NBA, de unos necesitados Charlotte Bobcats, en los que aún sigue siendo el único jugador participante en el All-Star. Shane Battier y Tyson Chandler serán otros invitados por estos artículos, pero animo a que todo el que quiera participe en los comentarios y diga quién debería estar incluido en esta sección de grandes jugadores a los que no conviene olvidar.
Gerald Wallace: el orgullo del lince

7437 puntos, 3398 rebotes, 827 robos, 531 tapones y 16718 minutos en 454 partidos con su equipo. Si no contamos a leyendas de los Hornets como Larry Johnson o Alonzo Mourning, y dado que aquí solo hablaremos de los Bobcats no lo haremos, el actualmente alero de los Celtics es líder anotador de los de Charlotte, jugador con más robos, más minutos y más partidos jugados y en el Top 3 de tapones y rebotes. En la breve década en que los Bobcats camparon por la NBA su nombre solo se podía asociar a una figura dentro de la cancha: Gerald Wallace.

Es cierto que a su alrededor desfilaron jugadores de más o menos nivel que también atrajeron atención y pudieron rendir a alto nivel, hablamos de Stephen Jackson, Jason Richardson, Boris Diaw, Emeka Okafor, Raymond Felton o Tyson Chandler, pero si había una "estrella" permanente en la muy pequeña constelación de los de Carolina del Norte era esta bestia procedente de Alabama y que se había curtido durante sus primeras tres temporadas en los maravillosos Kings de principios de siglo. Wallace dejó su selo de intensidad y entrega durante sus casi siete temporadas en Charlotte, y su número 3 era garantía de júbilo en un pabellón en el que no se solían presenciar demasiadas victorias. Con Gerald, al menos, el espectáculo estaba garantizado.

Acabó en los Bobcats por vía del Draft de Expansión de 2004 que daba la bienvenida a la franquicia que suplía a los míticos Hornets, entonces trasladados a Nueva Orleans y ahora de nuevo en Charlotte tras uno de esos vaivenes típicos de esta competición, y los equipos restantes dejaban elegir de entre sus jugadores a los recién llegados. Vía Draft aterrizó allí también Emeka Okafor, primer proyecto de estrella de los Bobcats, y por otras vías Primoz Brezec, Gerald Wallace y un mito para los aficionados de Charlotte como Matt "Hammer" Carroll. Ellos cuatro y Raymond Felton serían los primeros rescoldos de esperanza para un equipo que solo logró dos presencias en Playoffs durante su década de existencia.

Si una palabra puede definir a Wallace es esta: "intensidad". Y eso lo hizo convertirse rápidamente en "fan-favorite" y multiplicar sus prestaciones tras tres años en los que apenas pisaba diez minutos por partido la cancha. En su primer año en Carolina del Norte le tocaría jugar durante 30 minutos cada encuentro y batirse el cobre con los aleros titulares de los demás equipos de la Liga. 11,1 puntos, 5,5 rebotes y 1,7 robos serían su carta de presentación y un anticipo de lo que estaba por venir. La temporada siguiente, con los Bobcats aún naufragando y buscando más y más refuerzos universitarios, subió hasta los 15,2 puntos, 7,5 rebotes y 2,5 robos por encuentro, lo cual combinado con sus más de 2 tapones en cada partido hacía que compartiera récord en cuanto a la combinación de estas dos últimas estadísticas con mitos como Hakeem Olajuwon y David Robinson. Poco a poco su nombre comenzaba a sonar en los mentideros y los analistas tenían ya claro quién lideraba en la cancha a la joven franquicia del Este.


Durante los siguientes cuatro años y medio se dedicaría a seguir creciendo en el aspecto anotador y en el reboteador. Si bien nunca fue una amenaza desde lejos sí que incrementó sus prestaciones en el juego interior, no teniendo ningún problema en lanzarse contra jugadores mucho más altos o corpulentos en busca de rebotes. "Crash", su sobrenombre, terminaría la temporada 2009-2010 con 18,2 puntos y 10 rebotes por partido, pero durante los primeros meses de la misma había conseguido dobles-dobles con una facilidad asombrosa y llegó a liderar la lista de mejores reboteadores de toda la Liga. Previamente, en la 2007-2008, se encargaría de poner su récord en 19,4 puntos por partido, y pese a las diversas lesiones que su estilo de juego le acarreaba no cejó en su empeño de seguir saltando a la cancha y dejándose la piel por un equipo que no correspondía a los esfuerzos de su líder.

Esa 2009-2010 mencionada, en la que ya era un jugador maduro que había pasado más de 8 años en la Liga y que seguía exhibiendo un físico portentoso para alcanzar esos registros en todas las facetas defensivas, sería la de su gran explosión y salto a la siempre fugaz fama de la Liga. Nominado para jugar en el All-Star de 2010 se convertía en el primer Bobcat en lograrlo (ni siquiera Al Jefferson en la 2013-2014 fue capaz) y sus 15 minutos y 2 puntos fueron meros irrelevantes testimonios de un acontecimiento histórico para un equipo que desde su llegada a la Liga había fracasado constantemente y se había enrocado en la mediocridad. Sin embargo ese año llegó la primera temporada con un récord de victorias-derrotas favorable (44-38), a la postre la única hasta la reciente 2013-2014, la primera clasificación para los Playoffs de la mano de un equipo veterano con Larry Brown como entrenador y su nombramiento para el mejor equipo defensivo de la NBA. Una 2009-2010 de oro que se cerraba con un barrido por parte de los Magic en primera ronda pero muchas esperanzas y reconocimientos puestos en su figura.



Sin embargo la diosa Fortuna es tan veleidosa como la describía Maquiavelo en "El Príncipe", y después de la gloria, como si de la cíclica historia en la que creían los griegos se tratara, llegó el fracaso y la descomposición del equipo que había logrado colarse en la postemporada. Ante la perspectiva de la mediocridad perenne y un arranque nefasto de temporada Larry Brown fue despedido, y antes que él también lo habían hecho Raymond Felton y Tyson Chandler. Prácticamente abandonado como último vestigio de una etapa superada y que había concluido en la "dulce derrota" frente a Orlando, Gerald Wallace siguió a lo suyo y aportó 15,6 puntos, 8,2 rebotes y su esfuerzo constante en los casi 40 minutos por encuentro que disputó en 48 partidos antes de que el mercado y la situación de la franquicia determinaran que su próximo hogar sería Portland. La noticia fue como un jarro de agua fría para el alero y para los fans.

"Siento que esta ciudad no me debe nada. Yo les debo todo, aquí pude mostrar mi juego", "No estaba nada contento, muy triste...es una pena, nada agradable, hacía de todo en el equipo", "Gerald era el epítome de todo lo que queremos en este equipo y no podemos agradecerle lo suficiente su contribución a los Bobcats. Sin embargo se acercaba el Deadline y sentíamos que era lo mejor para el largo plazo". Wallace, Silas (su entrenador) y Michael Jordan, por aquel entonces reciente propietario de la franquicia, respectivamente. Sea como fuere ya no había manera de echarse atrás, y aunque el movimiento se entendía, había que escapar de esa peligrosa senda que amenazaba con tragarse al equipo y condenarlo a vagar perennemente por los puestos situados entre el octavo y el undécimo, eso no lo convirtió en más fácil. La afición perdía a su estrella, a su ídolo y último representante de los Bobcats que habían jugado allí desde 2004. Triste y apesadumbrado se fue a los Blazers y puso fin a la mejor etapa de su carrera.

Después del traspaso las cosas no marcharon nada bien. En los Blazers no rindió al nivel esperado y pese a jugar en los Playoffs vería cómo era traspasado de nuevo a los Nets. Allí se lesionó, en esta ocasión de gravedad, y pese a renovar su contrato de nuevo tuvo que hacer las maletas tras apenas temporada y media para recalar en unos Celtics donde volvió a sufrir una lesión a principios de 2014. En un equipo en reconstrucción y con dos años aún por cobrar es muy difícil determinar dónde acabará un jugador que a sus 32 años ha bajado su nivel a la vez que las lesiones y la edad se han comenzado a cobrar su precio.

Jamás será recordado como una de las grandes leyendas de la NBA, pero dio brillo a los Bobcats durante casi 500 partidos y 7 años de sacrificio. Fue el único All-Star de la franquicia, el experto en mates que cuando se juntó con Jason Richardson levantó a los aficionados muchas veces de la grada, el rostro conocido por el resto de la Liga y pura entrega en defensa y en ataque. En retrospectiva, casi cuatro años después de su marcha de los Bobcats, Jordan tenía razón y es muy difícil valorar lo mucho que dio en tiempos complicados para el equipo. ¿Cómo encajaría ahora tutelando a Michael Kidd-Gilchrist y cerrando aún más una defensa como la de los actuales Hornets?, ¿colgará el "3" alguna vez del techo del pabellón de los renacidos Hornets? Sea como fuere Wallace siempre tendrá un lugar en los corazones y la memoria de los aficionados de Carolina del Norte.


Fotos: NBA

martes, 29 de abril de 2014

Los Miami avanzan a semifinales finiquitando a los Bobcats (4-0)

Los Charlotte Bobcats se despiden de los Playoffs tras perder en el cuarto partido contra Miami, sin haber sido capaces de sobreponerse a la mayor calidad de los Heat y las lesiones que han lastrado sus esfuerzos en esta parte de la temporada. 109-98 para finiquitar la 2013-2014 en el último encuentro disputado por los Bobcats, en breve Hornets.

Comenzó el partido con la noticia de que Al Jefferson se quedaría sentado en el banquillo sin ni siquiera ponerse el uniforme dada la lesión sufrida en el primer partido de la serie y que le ha venido lastrando durante los siguientes. En su lugar realizaba el salto inicial un Bismarck Biyombo que no desentonó en el apartado defensivo (su especialidad), al contrario de lo hecho por Cody Zeller que ha decepcionado durante los cuatro encuentros. Tampoco hubo mucha más historia en un primer cuarto consistente en un intercambio de canastas entre ambos equipos con un protagonista: Kemba Walker, que recuperó sensaciones y se fue al final de los 12 minutos con 10 puntos, bien acompañado de Gerald Henderson y con los Cats lastrados por varias decisiones arbitrales discutibles.

En el segundo el intercambio siguió, sin que ninguno de los equipos lograra ponerse claramente por delante, y terminando con un 54-52 merced a un robo de Kemba y una bandeja de Michael Kidd-Gilchrist, si bien el mejor de los de Carolina del Norte fue un Gary Neal bastante acertado desde el banquillo. En los Heat LeBron dirigió las operaciones y sería también protagonista en el tercer período, cuando comenzó su recital de asistencias, contraataques y canastas de todas las formas posibles, bien secundado por James Jones, Chris Bosh y Andersen para anotar triples e intimidar en el juego interior.

15 fueron los puntos anotados por los Heat tras pérdidas de balón de un equipo que había logrado limitar sensiblemente esa faceta del juego de los vigentes campeones durante la primera parte. La desesperación provocada por el cortocircuito del sistema ofensivo, en el que solo respondían Kemba y Douglas Roberts (Con Henderson y Zeller desaparecidos), provocó que se terminara con un triplazo de Norris Cole tras asistencia del vigente MVP (Quién sabe si por poco tiempo) y un 84-71 que parecía romper el partido y la serie.

Y LeBron y Kemba siguieron reclamando protagonismo en el último cuarto, primero retándose a triples y luego siendo los líderes de sus equipos para que el marcador se mantuviera a la misma distancia, prácticamente, hasta que un par de buenas jugadas de los de Charlotte los ponía a 7 de distancia. Sin embargo ahí fue donde surgió Chris Bosh para meter dos canastas decisivas y ver cómo James volvía a anotar, llevar el partido a 11 y finiquitarlo. Tras eso un par de canastas más y un marcador final de 109-98 que certificaba el pase de los Heat a las semifinales de conferencia y la eliminación de los Charlotte Bobcats en su segunda participación en Playoffs de su historia, segunda derrota por 4-0 y último partido jugado con esta denominación, pues a partir de la temporada que viene pasarán a ser los Hornets.


Las dos grandes estrellas han sido sin duda LeBron, absoluto dominador en todo momento con 31 puntos, 9 asistencias y 7 rebotes, amén de su aparición en todos los instantes decisivos, y Kemba Walker, que por fin ha respondido con 29 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias. Tras ellos aparecieron jugadores como Chris Bosh con 17 tantos, Wade con 15 y los dos bases de Miami en la decena (James Jones se quedó en 9 pero con tres triples decisivos). Por parte de los Bobcats Gary Neal aportó 16 puntos desde el banquillo, 14 para Chris Douglas Roberts, 10 y 10 rebotes y 5 asistencias para McRoberts y, destacado por ser su primera aparición en Playoffs por la lesión de Big Al, los 7 puntos y 8 rebotes de Bismarck Biyombo.
 
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