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lunes, 20 de junio de 2016

¡Los Cavaliers ganan la NBA! Kyrie Irving y Lebron James consiguen llevar el anillo a Cleveland

Los Cavaliers ganan el séptimo partido (89-93) gracias a un triple de Kyrie Irving a falta de 53 segundos. MVP sin dudas para Lebron James (27+11+11) que firmó un triple-doble y gana su tercer anillo. En los Warriors, decepción Curry (17p, 6/19 en TC) y enorme Draymond Green (32p, 15rb, 9as)

Los Cleveland Cavaliers ganan el séptimo partido (89-93) y se hacen con el título de la NBA / Cleveland.com
Ningún jugador de los 18 que disputaron algún minuto en este séptimo partido de las Finales había nacido en 1964. Ni siquiera los dos entrenadores, Steve Kerr y Tyronn Lue, vivían cuando los Cleveland Browns ganaban la NFL. En esos momentos nadie, ni el más pesimista de la capital del estado de Ohio, se imaginaba que iban a tener que pasar 52 años para que la ciudad de Cleveland pudiera celebrar un nuevo título. Ese medio siglo de sequía le colgó el cartel de "ciudad maldita" y Lebron James, desde su regreso a los Cavaliers en 2013, tenía entre ceja y ceja redefinir esa justificada descripción. Tuvo una primera oportunidad el año pasado, cuando cedieron 4-2 ante los Warriors, pero tuvo que ser hoy, tuvo que ser de esta manera. Remontando un 3-1 adverso, ante el mejor equipo de la historia, contra el dos veces MVP y posiblemente mejor tirador de la historia...así ganaron los Cavaliers su primer anillo de la NBA. En un séptimo partido épico, con un triple final de Kyrie Irving que ha cuajado unas Finales tremendas, y dejando al mejor ataque de la NBA en 89 puntos en su casa, en el Oracle. Pero no todo fue tan fácil, a continuación, el desarrollo de un partido histórico que se escribirá con letras mayúsculas en las guías de Cleveland. 

Green a por el MVP en una igualada primera parte

Los primeros compases del encuentro eran de una igualdad máxima. Harrison Barnes amenazaba con irrumpir con fuerza en el partido anotando los primeros tres puntos de su equipo, pero poco después se borraría fallando tiro tras tiro. En el otro lado de las decepciones, Kevin Love rendía a buen nivel sobre todo en el apartado del rebote ofensivo (7 rechaces capturó en los primeros 12 minutos), dando sensación por lo menos, de compromiso. Mientras los Warriors tardaron poco en volver al "small-ball" a pesar de la apuesta de inicio de Kerr por Festus Ezeli. Las buenas noticias llegaban en forma de salud para la espalda de Andre Iguodala que daba un equilibrio fundamental. Los ataques de los de la Bahía, como toda la temporada, se basaron en buscar al hombre abierto y el lanzamiento de tres. De esta manera encontraron a Curry y a Thompson, amén de unos minutos muy responsables de Draymond Green. Su pelea bajo tableros con Tristan Thompson, de lo mejorcito de este primer cuarto que se cerraba 22-23 para los Cavaliers.

Green en estado puro, el alma de los Warriors / Canal+
Sin problemas de faltas, de momento, ambos técnicos dieron paso a la segunda unidad y "la verruga" Marresse Speights jaleaba a la grada con sus acciones de garra en el poste bajo mientras el juego lo dirigían Mo Williams (inédito Delladedova) y Shaun Livignston. Nadie daba un paso al frente y las canastas, escasas, se sucedían con el transcurrir de los minutos. Un séptimo partido, una final dentro de las Finales, a pocos puntos, en un escenario de nerviosismo donde imperaban las imprecisiones. Así lo veían, por lo menos, los 225 millones de espectadores estimados por la ABC. Justo o no, a la NBA le ha salido muy rentable alargar la serie un poquito más. El partido se desarrollaba en el fango, y de ahí emergió con fuerza y precisión de francotirador Draymond. Que primera parte la suya. Triple tras triple, ejerció de líder ante la ausencia de un Stephen Curry que estaba "out". 22 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias llevaban el sello de Draymond al descanso. En el limbo queda la pregunta de si estas Finales estarían ya decididas si Green hubiera jugado en el quinto. 



Sin embargo, a pesar de su exhibición, los Warriors solo se fueron siete arriba al descanso (42-49). En parte, gracias a los infinitos recursos individuales de Kyrie Irving (9 puntos) y al martillo pilón de Lebron James que presentaba sus credenciales para sumar un nuevo triple-doble en estas Finales. 12 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias y un peligroso lunar: 4 pérdidas. Ahogado en los bloqueos centrales, Lebron tenía en sus manos cada acción de los Cavaliers. Esto provocaba que sus ataques fueran previsibles para un sano Iguodala y un buen Draymond Green en las ayudas. Muchos problemas para anotar en los de Tyronn Lue que al descanso se iban con 1/14 en triples, casi los mismos guarismos que los "Splash Brothers" (Curry + Thompson: 3/12). Capítulo aparte se merece el MVP que en esta primera parte estaba completamente superado por los acontecimientos. Salió perdiendo en su particular guerra con los árbitros (3 faltas, muy rigurosas, una ni fue) y en ataque anotó 9 puntos en tres acciones; dos triples y un 2+1. También tuvo tiempo para encararse con Lebron James tras una acción muy muy parecida a la del Game 6 en la que se llevó el tapón de "King" James. La sangre no llegó al río y quedaba todo por decidir para la segunda parte.

Lebron James asiste y Kyrie Irving sentencia, el anillo se va a Cleveland


Esta acción de Kyrie Irving acabó en 2+1 / ABC Channel
Tras el rutinario paso por vestuarios, Steve Kerr repitió quinteto inicial. Y no le pudo salir la jugada al Mejor Entrenador del Año en la NBA. Enorme irrupción en el partido de J.R Smith con 8 puntos consecutivos, devolviendo las tablas al marcador. Unas tablas que pusieron sobre el tapete una partida de ajedrez, un toma y daca constante en el que el alfil Kyrie Irving asumió responsabilidades. "Uncle Drew" recuperó su versión de los tres últimos partidos erigiéndose como el go-to-guy de los Cavaliers. Triples, dos más unos y bandejas al servicio de Ohio que obligaron a Kerr a parar el partido con un necesario tiempo muerto tras un peligroso parcial de 11-0. Se habían puesto por delante los Cavaliers gracias a su eficiencia ofensiva, y a su mejora en defensa. Constantes ayudas, manos y líneas de pases cubiertas sirvieron para generar esas transiciones de las que tanto disfruta Kyrie Irving. A campo abierto, de lo mejorcito de la NBA. 

65-59 alarmante pero ahora sí, apareció Stephen Curry. A fogonazos, pequeños destellos de MVP, que sujetaban a sus Warriors al partido. Triple, bandeja al contraataque, asistencia para mate espectacular de Shaun Livingston y empate a 71. El Oracle, en pie toda la segunda parte, una fiesta. Mientras, en Cleveland, la ciudad paralizada ante las pantallas gigantes. La ciudad maldita. La Bahía de San Francisco. Unos llorarían de alegría, otros, de tristeza y solo quedaba un cuarto para descubrir quien recordaría el amargo sabor de la derrota. Una irrupción de nuevo decisiva de Draymond Green con un triple y un tapón dejaba el partido, la Final, y la temporada con una igualdad insultante: 75-76 para los Warriors. 



El último cuarto, los últimos 12 minutos. Los dos conjuntos intercambiaban canastas pero siempre con los Cavs por delante. Ventajas mínimas, rentas inocuas que no permitían vivir tranquilos a los de Tyronn Lue, y que se esfumaban en cuanto Love, Thompson o Jefferson desaprovechaban sus acciones en ataque. Cuando peor pintaban las cosas para los Warriors, aparecieron Curry y Thompson con sendos triples para poner a los suyos por delante. Entramos en los cinco minutos decisivos con Festus Ezeli y Kevin Love en pista, con Lebron exhausto y Curry desatinado. Fue el propio James el que sumaba, desde la línea de tiros libres o con un triple tremendo sobre la bocina mientras los Warriors se encomendaban a Green. Se pasaron dos minutos enteros sin anotar ambos conjuntos, al tiempo que Lebron James igualaba a James Worthy y Jerry West como únicos jugadores con un triple-doble en el Game 7 de las Finales. El empate a 89 imperó en el marcador durante los últimos cinco minutos, gracias, en parte a tapones como el que Lebron James le puso a Andre Iguodala. Solo un triple a falta de 53 segundos de Kyrie Irving, imparable en el uno contra uno, fue capaz de modificar ese marcador. Gracias a esos tres puntos, los Cavaliers ganaron el anillo. 27 puntos por partido para el eléctrico base en su primera presencia en las Finales de la NBA. Inmaculada carta de presentación para el escudero de Lebron James que no acapara tantos focos como el MVP, pero que ha sido igualmente necesario. Fundamental. 

El partido se cerró con un golpe tremendo de Lebron contra el suelo, que sin embargo fue capaz de anotar uno de sus dos tiros libres, aumentando la diferencia a cuatro puntos. Una distancia insalvable para los Warrios a falta de 12 segundos que solo tuvieron tiempo para que Curry lanzara un triple, otro más, que no tocó ni aro. 17 puntos para el base con 6/19 en tiros y 14 para su compañero de perímetro, Klay Thompson, con parejos porcentajes (6/17). Si los Warriors querían ganar, necesitaban más de los "Splash Brothers" que han acabado diezmados una temporada que, pese a todo, pasará a la historia de la franquicia. Heridos en el orgullo, volverán con más fuerza que nunca el año que viene para recuperar su trono, su corona. Un cetro, un reino, que ha vuelto al que fuera su dueño en 2012 y 2013, a Lebron James.

27 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias para el Rey Lebron en el 7º partido

Es tiempo de "King", es tiempo de Irving, es tiempo de Cleveland...52 años después. Se acabó la "ciudad maldita", comienza la "ciudad del Rey".

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