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viernes, 17 de junio de 2016

¡Habrá séptimo! Se viene un partido de leyenda

Los Cleveland Cavaliers fuerzan el séptimo partido donde se decidirá todo. Lebron James (41) y Kyrie Irving (23) de nuevo vitales ante un Stephen Curry (30) que acabó expulsado. Iguodala es duda para la cita, el domingo a las 02:00 am. 


Un Lebron James legendario y un Kyrie Irving de más a menos igualan la serie y fuerzan el séptimo partido / NBA
Con problemas de faltas, luchando hasta la extenuación, sin Andrew Bogut, con Iguodala diezmado y teniendo que remontar una losa de 20 puntos desde el primer cuarto. Así perdieron los Warriors. Tocados pero no hundidos. Habrá séptimo y ahí, llegado el momento, cualquier cosa puede pasar. Incluso que unos heridos Warriors aprovechen su tercera y última bala para finiquitar a unos Cavs felinos que se aferran con fuerza a todas sus siete vidas

Fue en 1970 cuando se creó la franquicia y desde entonces nunca habían llegado a un séptimo partido, nunca habían tenido la oportunidad de ganar el anillo. Un título que se les escapa, una fortuna esquiva con los conjuntos de Ohio que les han llevado a ser la ciudad maldita de los EEUU; pero si dios quiere solo será hasta este próximo domingo. Y dios, en el mundo del baloncesto y sin que nadie lo pueda poner en duda, ahora mismo es Lebron James. Si Stephen Curry es un extraterrestre venido de otro planeta, Lebron James es el cielo en la tierra. 

El hijo pródigo, el retorno del Rey, el hombre que lo dejó todo en Miami para volver a su ciudad natal y traer el título a casa. Trece años en la NBA, cinco Finales perdidas y una inmensa ristra de récords individuales que le aúpan, pase lo que pase en el séptimo, al Olimpo de los más grandes de toda la historia. Pero quiere el anillo, y lo quiere ya. Dos partidos seguidos de 41 puntos, líder destacado en todas las categorías estadísticas de las Finales. De su equipo y de los Warriors. Una por una. Puntos, rebotes (empatado con Tristan Thompson), asistencias, robos y tapones. Un todoterreno al servicio del estado de Ohio. En plenitud, en madurez, en el cénit de su carrera contra un joven aprendiz que ha roto con todos los esquemas de la NBA. Stephen Curry, el heredero, el rey del triple, el considerado por todos mejor tirador de la historia y cerca de lograr su segundo anillo, los mismos que ahora posee Lebron James. ¿Tan igualada esta la cosa? Si señoría, y aquí están las pruebas. Se viene un partido...de leyenda.

Un inicio demoledor de los Cavaliers 

Un partido, decíamos, en el que Lebron James ha superado a Jonh Havlicek en la lista de máximos anotadores históricos (va séptimo) y Stephen Curry ha entrado en el Top10 de jugadores con más triples en PlayOffs dejando atrás a Jason Kidd. Un partido, seguimos, que se ganó en el primer cuarto, se sufrió en el segundo y en el tercero para disfrutarlo, y de que manera, en el cuarto periodo. Con un 6-0 de salida para un 31-11 final, los Cavaliers sentaron las bases de un triunfo vital. Kyrie Irving, de nuevo pletórico, era el go-to-guy y se iba a los 16 puntos en esta primera mitad jugando con la inercia de ese último partido mágico en el que se fue a los 41. Mientras, Lebron iba haciendo un poco de todo a la espera de que su momento llegase. 



En los Warriors volvía Draymond Green (8 puntos, 10 rebotes, 6 asistencias) y Kerr ponía toda la carne en el asador con el quinteto de gala, de la muerte, de inicio. Iguodala a la cancha en lugar del maltrecho Bogut, que paradoja, aguantaría 30 minutos pero con unos espasmos lumbares que le hacían sufrir cada segundo en pista y rendir claro, muy por debajo de su nivel. Circunstancia esta que aprovechaban una y otra vez los Cavs para martillear con penetraciones y transiciones rápidas a unos Warriors en trance. Tras la pausa los de la Bahía volvieron en sí y desplegaron, en pequeñas dosis, algunas muestras de buen juego. De ese buen juego que les ha hecho batir todos los récords posibles, que les ha convertido en el mejor equipo de la historia en RS y que les había colocado 3-1 a favor en esta serie final. No fue suficiente. Como no lo fueron los 18 estériles puntos (30 al final) de un Stephen Curry con, otra vez, más pérdidas (4) que asistencias (1). En apenas 11 segundos Draymond Green, sobrepasado por el ritmo del partido, cometía dos faltas personales sobre Dahtay Jones y se iba a vestuarios con tres, las mismas que Don Stephen. Irving, Lebron y un Thompson (15 puntos, 16 rebotes) inspirado bastaban para llevar el partido +16 al descanso (59-43). Pie y medio en el séptimo...¿O no?


Apareció Klay Thompson...pero sentenció Lebron James

Esta primera mitad había confirmado dos cosas a los aficionados de ambos equipos. Por un lado, que Kevin Love ahora mismo no cuenta en los esquemas de Tyronn Lue. Perdido, apenas jugó 12 minutos en los que cometió tres faltas para 7 puntos, 3 rebotes y 2 asistencias, siendo el único titular con un +/- negativo. En segundo lugar, que Harrison Barnes no ha asimilado su posible subida salarial y está completamente fuera de las Finales. 0/8 en tiros, una madre en defensa y sin aportar soluciones a unos Warriors en horas bajas. 

El paso por vestuarios dejó a ambos jugadores en el banquillo y el partido lo iban a decidir los elegidos para la gloria: Lebron James y Kyrie Irving y Stephen Curry y Klay Thompson. Eso, en la teoría. Porque en la práctica solo hubo uno en el Quickens Loan Arena. Entre el final del tercer cuarto y el inicio del tercero, Lebron James asistió o anotó 30 puntos seguidos sofocando las pequeñas rebeliones de unos Warriors que soñaron con la remontada (86-79 a falta de 8:06 tras triple de Barbosa, el mejor suplente de largo de los Warriors). En este periodo de ebullición de el héroe local, los Cavaliers nos dejaron una jugada para el recuerdo tras robo de Irving, asistencia de JR Smith y mate lunar de Lebron James.



Tras esta avalancha, diez puntos consecutivos de Klay Thompson (25 puntos, 3/10 en T3) llevaron a Golden State a esa mínima diferencia y con Curry entrando en racha todo podía pasar. Pero hoy no era el día. Y para muestra, un tapón. Con menos de cinco minutos por disputarse y las espadas en todo lo alto, Curry quiso recortar distancias por la vía rápida, a base de triples. Y en medio de esa vorágine triplista se encontró con Lebron (41 puntos, 8 rebotes, 11 asistencias y 3 tapones). Astuto como pocos, el doble MVP buscó un nuevo camino para reducir diferencias pero se encontró con un enorme cartel de 2,05 que gritaba: Cerrado por demolición. Nos vemos en el Oracle parecía sonreír Lebron instantes después de colocar un tapón que será recordado como un símil de la serie pase lo que pase en el séptimo.


Poco más duraría Stephen Curry sobre el parqué. No porque se lesionara como en series anteriores por culpa de esas maltrechas rodillas de cristal. Tampoco fue una decisión técnica de Steve Kerr pensando ya en el siguiente partido, como si haría con Klay Thompson y Draymond Green. No. Por primera vez en su carrera, y no sin polémica, Stephen Curry fue eliminado y expulsado de un partido en la NBA. Cometió la sexta sobre Lebron, como no, y pagó su frustración con los aficionados de primera fila de los Cavs. El protector bucal del mejor triplista de la historia voló a la grada en lo que puede ser una de las claves de cara a ese último partido. Curry no tardó en disculparse con el afectado y desfiló por el túnel de vestuarios pero seguro que no olvidará este momento y, por experiencias previas, no parece un buen negocio enfadar a Steph. Que se lo pregunten a los Thunders. Ellos, los Thunders, saben bien lo que puede pasar si das vida a un equipo con 3-1 en contra. Sufrieron en sus propias carnes una remontada que solo ha tenido lugar diez veces en la historia, nunca en las Finales. De hecho, es solo la tercera vez que se fuerza el séptimo partido con ese 3-1 adverso. Y volvemos a lo de siempre, los Warriors esta temporada no han encadenado nunca tres derrotas consecutivas pero...¿Quién se atreve a dudar ahora de unos Cavs en estado de gracia y sobre todo de un Lebron omnipresente que lidera todas las categorías del juego? Lejos de debates sobre quien es mejor, quien es más completo o quien logrará más reconocimientos a lo largo de su carrera, el próximo domingo a las 2:00 am tenemos por delante un partido que, desde la previa, promete ser épico. Win or go home llevado a la máxima expresión, 82 partidos de Regular Season y 15 de PlayOffs resumidos en 48 minutos. Una victoria que vale un título. Celebrarlo con tu afición o ganar en casa ajena.

Un partido, decíamos, de leyenda. 

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