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martes, 31 de mayo de 2016

La historia se escribe con letras doradas

Los Golden State Warriors ganan un mágico séptimo partido (96-90) con un Curry estelar (36p,8a) y repiten Finales contra los Cavaliers. Se convierten en el décimo equipo de la historia y el tercer defensor del título en levantar un 3-1 adverso. Los Thunders culminan una temporada heróica con sabor agridulce y con la renovación de Durant en vilo. 

Los Golden State Warriors revalidan su título de Conferencia tras batir 4-3 a los Oklahoma City Thunders / NBA.com
Habrá duelo entre los hijos predilectos del Estado de Ohio. Otra vez. La lógica, la razón, invitaba a pensar que este año no, que los Warriors habían quedado exhaustos en su persecución por alcanzar el récord en fase regular de los Chicago Bulls. Un 73-9 que han pulverizado y lograron batir en el último partido, perdiendo dos en la última semana. No antes, no después, justo en el momento adecuado. Porque la historia, la vida, a veces trata de eso. De estar en el momento justo en el lugar preciso. Y el baloncesto también se rige por este dogma que es ley. Ahora, culminados siete partidos de basket al más alto nivel, tanto aficionados como jugadores recuerdan esos lances previos.... Si hubiera llegado a esa pelota, si hubiera metido ese triple, si hubiera defendido mejor esa último jugada... Pero de nuevo, la razón no impera y el corazón manda. Y en eso, visto lo visto, tampoco se puede batir a estos Warriors que son pura sangre. 

Les daban por muertos, pero nunca han estado tan vivos. Que se preparen en Cleveland, si quieren el título tendrán que ganar por lo menos una vez en el Oracle...pero también defender su feudo a capa y espada. Y los mejores caballeros juegan de azul y dorado. Tuvieron los Thunders hasta tres bolas de sets, y las tres las marraron con mayor o menor disputa. Siempre les quedaba la sensación de que tenían red. De que aun tendrían una nueva oportunidad de dar caza a la manada de Steve Kerr. Pero no fue así. Contra todo pronóstico (solo 10 series de 232 se han levantado con un 3-1 adverso), los Warriors fueron minando poco a poco la confianza que los Thunders habían labrado partido a partido, punto a punto, durante los cuatro primeros juegos. Las transiciones imparables, los ataques frenéticos, el dominio del rebote, la defensa asfixiante, el juego entre pívots...todo se esfumó en los últimos tres partidos de la serie. No por completo, pero si en parte. Lo suficiente para que Stephen Curry, que jugador este, fuera capaz de llegar a tiempo. Antes sus compañeros, Klay Thompson sobre todo, habían forzado ese séptimo partido. Y ya en él, apareció la magia de DON Stephen. 

Una serie en 48 minutos

El partido fue bronco, intenso, demoledor. Dos horas y media de tiempo real, pero solo 48 de baloncesto (algunos soñaban con prórroga...) en el Oracle. Cada canasta costaba sudor y sangre. Dos equipos acostumbrados a llegar a los 100 puntos en cada partido no llegaban a los 50 al descanso. Fue una primera parte peligrosa para los Warriors y vigorosa para los Thunders. Sin nada que perder a estas alturas, los de Billy Donovan salieron a dar el do de pecho y se pusieron más trece mediado el segundo cuarto (35-22, min.19). Amagaban con romper el partido en los primeros compases. Seguían los patrones de los encuentros de la serie que llevaron su firma, los que ganaron con contundencia. Russell Westbrook (19 puntos, 13 asistencias y 7 rebotes al final) era el amo y señor del partido.




Con él y Roberson pegados a Stephen Curry, tuvo que aparecer Klay Thompson, horrible hasta este momento (1/7), para mantener a flote a los Warriors. Como en el sexto partido, Klay empezó a anotar desde más allá del arco mientras Westbrook anotaba en transición o asistía a los hombres grandes para que hicieran daño por dentro. Kanter (8 puntos) y Adamas (7 puntos, 7 rebotes) se ponían las botas en la pintura. Curry, con 12 puntos y 5 asistencias, cerró la primera mitad con un eslalon digno del mejor esquiador del mundo. 42-48 para los Thunders y mucha tela que cortar todavía en el Oracle.

Lluvia de triples y muerte en la orilla para los Thunders

Con todo por decidir, los Warriors se pusieron por delante a base de triples. Los de la Bahía se encomendaron a Thompson y Curry, pero fue Iguodala, el jugador fantasma que nadie ve pero que siempre está ahí, el que trabajando atrás y jugando con cabeza en ataque cimentó la remontada. Los Thunders estaban en estado de shock y recurrían a las individualidades de la pareja de ases Westbrook-Durant. "Ellos nos han batido desde el triple en los dos últimos partidos, nosotros les hemos ganado en todo lo demás" diría después KD en rueda de prensa. Y no le faltaba razón. Tenían buena mano, pero la baraja estaba marcada por el crupier Steve Kerr. Con buenos minutos de Ezeli, Livingston y Varejao, los Warriors cerraron un parcial de 12-29 en este tercer cuarto y entraban en el último periodo 11 arriba (71-60, min. 36).



Momento de crisis para los Thunders, que abandonaron los intangibles que les habían llevado a liderar la eliminatoria. Frustrados y con el marcador en contra, apelaron a la épica de un Kevin Durant que no quería quedarse a las puertas de su segunda Final. 12 puntos del espigado alero en este último periodo, siete de ellos seguidos en los últimos minutos para meter el miedo en el cuerpo a la parroquia local (90-86, 1:40 por jugar). Sin embargo, no fue suficiente para evitar la muerte de su equipo en la orilla de la Bahía de Oakland. Cuando pintaban bastos para los locales, apareció el niño Curry (36 puntos, 8 asistencias). Todo es un juego para él, y todo lo hace fácil. Dominó el tempo, respondió a cada canasta de los Thunders con un triple más difícil todavía y sentenció la eliminatoria dando la vuelta al ruedo de un Oracle Arena que vivió el último cuarto en pie. 

#StrenghtInNumbers reza el leit motiv de una grada que no abandonó al equipo en el quinto, apoyó desde la distancia a los suyos en el sexto y fue testigo de la historia en el sexto. Una historia que nos lleva a repetir las Finales del año pasado, Cleveland Cavaliers y Golden State Warriors de nuevo frente a frente. Una historia que pondrá en liza a los dos mejores jugadores del momento (Lebron James, Stephen Curry), hijos predilectos de Ohio y candidatos número uno al MVP de las Finales. Una historia que llama a Kyrie Irving y Kevin Love como elementos determinantes en la serie, y principal motivo para soñar en el triunfo en Cleveland. Una historia que apela al 2-0 y sendos correctivos de los Warriors a los Cavs este año y al título del pasado para soñar con repetir anillo en Oakland. 

Una historia que se empezará a escribir en la madrugada del jueves al viernes...con letras doradas.

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