Nunca fue All-Star ni llegó en ninguna de sus
campañas a números espectaculares. Ni 20 puntos por partido, ni 10 rebotes ni
una docena de asistencias. Sus promedios de carrera son de 8,6, 4,2 y 1,8
respectivamente, aunque añade a ellos un robo y 0,9 tapones por encuentro.
Leyenda universitaria, con su camiseta retirada en Duke y dos veces campeón de
la NBA nuestro héroe de hoy es el recién retirado Shane Battier.
Shanne Batier: el pegamento
Pau Gasol describe a Battier en "El Partido de
mi vida" como su mejor amigo cuando llegó a Memphis. Los redactores
corroboran su tesis y lo muestran como "educado, amabilísimo y siempre
dispuesto a integrar a los nuevos". Esa es la cara que siempre ha
mantenido Shane más allá del campo. El estudiante modelo de infancia difícil,
el brillante chaval que aplicaba al baloncesto la inteligencia que destilaba
fuera de la cancha y un modelo de civismo y comportamiento. En la cancha, sin
embargo, duro y tenaz, defensor tremendo y en muchas ocasiones al límite de la
legalidad. Una doble vida que no empañaba la opinión que tenían sus compañeros
de él, un líder de vestuario del principio al fin.
Tras cuatro años en Duke vio su número retirado, el
31 colgando en el techo del pabellón de los "Blue Devils" porque
había sido todo para la gran rival de los Tar Heels. En la 2000-2001 había
coleccionado títulos a mejor jugador, y durante sus temporadas anteriores a
mejor defensor. Líder de un grupo que
llegó a dos Final Fours su elección en un puesto alto en el Draft de la NBA,
pese a que ya tenía 23 años para el momento del sorteo, no sorprendió a nadie.
Y los agraciados fueron los recién trasladados Memphis Grizzlies, que esa misma
velada mandaban a Shareef Abdur-Rahim a los Hawks a cambio de Pau Gasol, y
posteriormente gastaban su sexta elección en Shane. Desde el primer día actuó
como uno de los jefes del equipo, y suyas fueron las primeras palabras de
bienvenida para la que sería su estrella.
Cinco temporadas disputó Battier en Memphis, y
habrían de ser importantes para él, pues contribuyeron a formarlo como jugador
(aún más) y adaptarlo a diferentes roles. Defensor de perímetro, intentar
frenar a hombres en el poste, guerrero intenso o lanzador de triples. Con él,
Mike Miller, Posey, Williams y, posteriormente, Stoudemire o Eddie Jones, los
de Tennessee llegaron por vez primera a los Playoffs (temporadas de la
2003-2004 a la 2005-2006) y pese a su récord acumulado de 0-12, y que ahora, en
su etapa de grandes éxitos, se pueda ver como algo menor, por aquel entonces
supuso un grandísimo triunfo tras años de sequía. Pero el sendero de la gloria
es difícil, y más en una liga que no premia a los "mediocres" que no
llegan a internarse en lo profundo del corazón de las tinieblas de la
postemporada ni a perder demasiados partidos. Y como Memphis parecía condenada
a este desastre los ejecutivos decidieron realizar un cambio en el verano de
2006 en el que Shane fue miembro de la selección de USA solo pudo alzarse con
el bronce mundial tras perder ante Grecia. Ese mismo estío vería a Pau Gasol
romperse en la semifinal que ganaba España a Argentina y al ex de Duke marchar
a Houston a cambio de la octava elección en el Draft, que sería Rudy Gay. El
largo peregrinaje comenzaba para los Grizzlies y para Battier tocaba mudarse a
Texas.
En los Rockets volvería a ser querido por las mismas
cosas que siempre aportó en los Grizzlies. Estudio, dedicación, trabajo y
defensa enconada sobre quien fuera necesario, llegando a entrar en el segundo
mejor equipo defensivo en dos ocasiones. Por fin tuvo la oportunidad de ganar
un partido en postemporada y avanzar a una nueva ronda, y durante 4 años y medio
colaboró primero en apoyar a la franquicia de los cohetes en su ataque a los
Playoffs durante los últimos coletazos de la era de Yao y McGrady, y
posteriormente aportar experiencia y veteranía cuando comenzaba el declive y la
necesaria reconstrucción tras los fracasos y las retiradas. También a él le
tocó el turno, y el destino quiso que regresara a los Grizzlies para ayudarlos
en una nueva incursión a la postemporada. Con Zach Randolph, Mike Conley, Rudy
Gay y Marc Gasol al mando de las operaciones, y una plantilla mucho mejor que
aquella que había dejado 5 años atrás, Shane pudo ser testigo al fin de una
victoria de su primera franquicia en Playoffs, y para cuando dejó el equipo a
finales de la 2010-2011 la alegría había vuelto a instaurarse en Memphis.
Pero él afrontaba una decisión que marcaría sus
últimos años de carrera: ¿por dónde firmar? No era ninguna estrella ni tampoco
un reputadísimo especialista. Pese a sus muy buenas dotes defensivas, su
compañerismo, inteligencia y tiro no era el jugador por el que las franquicias
irían a la bancarrota. Contaba además con 31 años y ansiaba un anillo, así que
en la 2011-2012, la temporada del Lockout, firmó por los Heat de LeBron, Wade y
Bosh para ir a por el título tras la derrota que estos habían sufrido ante los
Mavericks el año pasado. Spoelstra y Riley confiaban en que el ex de los
"Blue Devils" aportará liderazgo y todos esos intangibles necesarios
para llegar lejos en los Playoffs.
Y no solo fueron intangibles, sino que también
fueron puntos y triples decisivos en el momento más importante: unas Finales en
las cuáles acabó con casi 12 puntos por partido y se coronó desde más allá de
la línea de tres. Los Thunder se vieron batidos por el potencial de los de
Florida y Shane recibió críticas de los rivales, por sus "malas
artes", y halagos de prensa y analistas por igual. El
"Big-Three" se llevaba a casa su primer anillo en comunión, y
repetiría al año siguiente, aunque esta vez con mucho menos tiempo de juego y
un peso en el equipo sensiblemente inferior. Sin embargo el anillo se quedaba
de nuevo en casa, y, paradojas de la vida, él y Mike Miller, antaño compañeros
en los Memphis que celebraban entrar en Playoffs, tenían dos títulos de la NBA
en su vitrina. Sin embargo todo se acababa, y la 2013-2014 ya le vio pisar
mucho menos la cancha y ver su relevancia en los Playoffs reducidísima. Los
Spurs aniquilaron a los Heat sin darles apenas opciones y con el sabor amargo
de la derrota, aún endulzado por el recuerdo de los triunfos, fue el momento
para el "Chico perfecto" de decir adiós a la mejor liga del mundo.
Si hay un nombre que puede darle relevancia y
sentido al título de estos artículos es el de Shane Battier. Leyenda fue en
Duke, pero cuando llegó a la liga profesional nunca consiguió labrarse su
camino hacia la gloria como otros elegidos. Sin embargo con esfuerzo y tesón
llegó a mejores equipos defensivos, a conseguir anillos, a bautizar franquicias
en Playoffs y a ser relevante hasta cuando el declive causado por la edad era
inexorable. Apreciado especialmente en sus Grizzlies y en los Heat a los que
ayudó a conseguir el primer anillo de la "Era LeBron", Battier ha
sido modélico en sus formas fuera de la cancha y un ejemplo de compromiso y
tesón dentro de ella.
Fotos: NBA
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