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Una vez en frío y al margen del estado de shock, nos encontrábamos con un prodigio físico, un chaval de 2.10 de altura y que haciendo gala de un espectacular 2.34 de envergadura cumplía su quinto año con un balón de baloncesto en el modesto Pinheiros de la liga brasileña. Una apariencia que pronto le haría ganarse el apelativo del "Kevin Durant brasileño", aunque claro, mejor guardar las distancias de momento. Sin embargo, como todo joven 'canarinho', sus orígenes fueron ligados al fútbol.
"Siempre me gustó el baloncesto, cuando comencé a jugar ya no fue capaz de parar. En una cancha me siento cómodo, como en casa, me olvido de todo y me concentro en el juego", explicaba el de Sao Paulo. Un jugador procedente de un barrio humilde, que sin haber realizado 'workout' alguno con una franquicia NBA, fue descubierto en recóndito gimnasio por Ujiri, sin atención alguna de los medios.
"Entrena mucho, algo que es fundamental. Además siempre quiere aprender más. Tiene una buena técnica y una gran defensa", así le analiza Claudio Moriarti, técnico de un club donde también se formaron Marcelinho Huertas y Leandrinho Barbosa.
Sin encontrarse en ningún mock de los especialistas en la materia, Caboclo iba a ser elegido en un principio en el puesto 37 de la segunda ronda por la franquicia canadiense, pero una vez esfumada la elección deseada de Tyler Ennis poco antes, apostaron por él para evitar que equipos como Thunder o Spurs se atrevieran a correr el riesgo.
"Su juego tiene que ser desarrollado. Él no está listo para la NBA ahora mismo, quizás lo esté en seis meses o en un año. Es un fenómeno atlético, este joven tiene la opción de dar fuerte en la NBA, y nosotros vamos a intentar prepararle para ello", explicaba Dwyane Casey.
El tiempo lo dirá, pero salga bien o mal a largo plazo, este joven sudamericano parece haber mostrado los atributos para ser uno de los proyectos más interesantes del mundo de la canasta. Si bien a día de hoy es más un boceto que una realidad, lo que es irrefutable es que Bruno Caboclo se ha ganado ser el centro de atención, una fuente de curiosidad y expectación para un firmamento baloncestístico que parece haber empezado a encariñarse de él.
"No, tengo miedo de no conseguir ser todo lo bueno que puedo ser", sentenciaba.
Fuente: MARCA.com
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