¡Saludos a todos desde Texas!
Sé
que hace mucho tiempo ya desde la última entrada, y la razón de esto es que el
ritmo de la temporada NCAA es una locura. Desde nuestro primer partido oficial
hasta hoy, ha sido un auténtico no parar de entrenamientos, desplazamientos,
clases, exámenes,…de todo.
A día
de hoy, ya hemos completado la primera parte de la temporada correspondiente al
calendario non-conference, partidos contra distintas universidades acordados de
antemano y que no siguen patrón alguno en lo referente a las conferencias donde
juegue cada equipo. Nuestro estreno fue Vs Boise State a domicilio,
curiosamente en la comunidad vasca de Boise. Sufrimos una dura derrota dejando
en evidencia que teníamos mucho trabajo por delante para acoplar todas las
piezas nuevas que había en el equipo.
Pero ha cambiado mucho desde entonces
hasta ahora, dónde ya hemos jugado nuestros primeros partidos de conferencia.
Os resumiré los acontecimientos más importantes hasta ahora así como alguna
anécdota que se ha dado durante los múltiples viajes y partidos.
Lo
primero sobre lo que voy a hablar, será sobre mi debut en Boise State. En el
estadio se juntaron 10.000 espectadores para animar a su equipo en su primer
partido oficial como locales. El ambiente era espectacular, una experiencia
increíble. Ingresé al campo por primera vez a mediados de la primera parte, y
tuve la suerte de conseguir una canasta con el primer balón que cayó en mis manos. Pero un
par de jugadas después, tras coger un buen rebote ofensivo, me hicieron una falta
bastante dura cuando todavía estaba en el aire, quedé completamente
desequilibrado y tuve una caída muy fuerte. El estadio entero soltó un “Oooh”
de preocupación, ya que fue bastante espectacular. A pesar de que supe al
momento que algo no estaba bien en mi codo, me levanté al instante ya que sólo
llevaba dos minutos jugando y no iba a dejar que me cambiaran al momento. Me
hicieron un apaño y pude seguir jugando, pero el golpe derivó en una bursitis en
el codo que me acompañó durante más de un mes y que me impedía tirar
adecuadamente. No obstante, aunque odie perder y me lesioné, tuve la oportunidad de debutar
por fin en la NCAA ,
un sueño hecho realidad.
Tras
el viaje a Boise, tuvimos una serie de tres partidos en casa para abrir la
temporada en nuestro estadio, para finalizar con el Homecoming anual. Durante
el Homecoming, la universidad entera se viste de naranja, se pintan los
edificios, y hay conciertos, desfiles, celebraciones,…por todo el campus,
acabando todo con un partido nuestro. Nuestro rival era Cleveland State, y
nuestra cancha tenía un ambiente espectacular, con más de 6.000 personas, todas
de naranja y animando muchísimo. Aún así, empezamos el partido muy mal, con muy
poco acierto e intensidad por nuestra parte y con mucho acierto por la suya, lo
cual nos hizo ir al descanso 15 abajo. A pesar de haber estado jugando con
regularidad los partidos previos, en este no había salido en toda la primera
parte, por lo que estaba deseando que me dieran la oportunidad. Al empezar la
segunda parte las cosas iban incluso a peor, y cuando ya habíamos alcanzado una
desventaja de 20 puntos, me llamaron para darme el cambio. Salí dispuesto a
dejarlo todo en el campo, y es lo que hice. Tuve un par de buenas acciones
seguidas en defensa y rebotes valiosos en ataque. El ritmo del partido cambió drásticamente y comenzamos a remontar. Seguí sumando acciones positivas por el
equipo y, cuando ya rebajamos los 10 puntos de desventaja, en un forcejeo por
la posición con un poste rival de 2´10m y 140 kilos que desembocó en recibir un
codazo en la mandíbula con su consecuente falta en ataque, el público se vino
arriba y sucedió algo que me será imposible olvidar: el estadio entero comenzó
a corear “Jorge-Jorge-Jorge!”. Era algo difícil de creer, pero la sensación fue
increíble. Seguimos haciendo un buen trabajo tanto en ataque como en defensa,
llegándonos a poner a 2 puntos, pero acabamos pagando el sobreesfuerzo de
semejante remontada en la recta final y no pudimos llevarnos la victoria.
Los
entrenadores quedaron muy satisfechos con mi actuación en el Homecoming, y
decidieron premiarme cambiando la rotación entera de hombres altos para darme
la titularidad. Nuestro próximo partido era ni más ni menos que en Kentucky,
contra la Universidad
entrenada por el legendario John Calipari, contra una de las mejores clases de
reclutamiento por parte de una Universidad de los últimos años, consiguiendo a
varios de los mejores jugadores de High-School del país liderados por Julius
Randle, el cual está llamado a ser Top-5 del próximo Draft y ser una estrella
de la NBA , lo que
les había válido para ser rankeados como Nº1 del país en pretemporada.
Cómo
esta todo organizado y cómo se vive el baloncesto en Kentucky es de película.
Desde fuera se veía que nuestro hotel estaba pegado junto al estadio, el
legendario Rupp Arena. Pero nada más lejos de la realidad, el hotel y el
estadio estaban conectados mediante un centro comercial en el interior, y
podías coger el ascensor desde tu habitación para ir a la pista de juego. Llegó
la hora del partido. Era hora de empezar mi primer partido como titular en la NCAA siendo freshman ante más
de 24.000 espectadores y teniendo como emparejamiento directo a Julius Randle.
Quién me lo iba a decir a mí unos meses atrás. El partido fue muy duro e
intenso. Durante la primera parte realizamos un gran trabajo, y llegamos a
ponernos por delante, plantándoles cara en todo momento, aunque ya en la segunda
parte impusieron su ritmo haciendo gala de una capacidad física inconmensurable
y se escaparon en el marcador.
Desde entonces
hasta ahora, hemos sufrido muchos altibajos intentando encontrar nuestro ritmo
adecuado de juego, sobre todo en el apartado defensivo. Viajamos a Texas y a
Oklahoma, y a pesar de haber ido ganando la mayor parte del tiempo en Texas y
de habernos mantenido todo el rato en el marcador remontando al final en
Oklahoma, ambas contiendas se saldaron con dos duras derrotas por 3 y por 2
puntos respectivamente, especialmente dolorosa la de Oklahoma ya que nuestro
último tiro para forzar la prórroga se salió literalmente de dentro.
Por mi
parte, tras hacer un buen partido en Kentucky y repetir titularidad en el
próximo partido consiguiendo mis mejores registros estadísticos de la
temporada, volvimos a la rotación preestablecida donde mi rol es salir del
banco aportando todo lo posible a ambos lados de la cancha y jugando siempre
con intensidad y agresividad.
Acabamos los exámenes finales a mediados de diciembre y
tuvimos un mes de vacaciones sin clase alguna. Aún así, seguíamos jugando y
entrenando, pero tuvimos unos días de vacaciones del 22 al 26 donde aproveché
para hacer un viaje-express de vuelta a Bilbao para pasar apenas dos días junto
a mi familia y amigos. Es muy duro dejarles ahí y no poder pasar más tiempo con
ellos, pero es el precio por esta oportunidad.
En lo deportivo, ya desde el 2 de enero, estamos
jugando los primeros partidos de la conferencia, la Sun Belt Conference,
donde hemos tenido algunas derrotas contra buenos equipos, especialmente
dolorosa contra Arkansas-Little Rock, tras anotarnos un dificilísimo tiro
ganador en el último segundo, pero hemos sabido levantarnos y conseguimos una gran victoria a domicilio contra Texas State para posteriormente encadenar tres victorias consecutivas. La mentalidad
en el equipo es otra, y sabemos que a partir de ahora vamos a ir hacia
arriba.
En la próxima entrega os contaré detalladamente el devenir
de nuestros próximos partidos en la
Sun Belt Conference, así como alguna otra anécdota de estos pasados
meses. ¡Un saludo a todos!
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