Los aficionados del Barça siguen guardando en la retina ese
triple de Nacho Solozábal en 1987 que tumbó al Real Madrid en una de las
ediciones de la Copa más apasionante de la historia. Desde aquella, el Madrid
no había podido devolverle la estocada al Barcelona (el triple de Herreros fue
en Liga).
Foto: abc.es |
Pero este domingo resurgió la figura de Sergio Llull para
anotar a falta de una décima y poner el broche de oro a una gran final que tuvo
todos los alicientes que se le piden a un clásico. Muchas son las claves
del partido y el baloncesto es un
deporte colectivo, pero en esta ocasión el destino ha escogido al 23 blanco
para la eternidad.
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