Dice Billups, el elegido mejor compañero del año, que Griffin es demasiado buen tipo. Que tiene que hacer, alguna que otra vez, acciones que le sirvan para llevarse una sanción. Las palabras del base sorprenden, sin lugar a dudas, ya que resulta chocante como un jugador de la veteranía de Billups puede pedirle a un compañero que sea más, por así decirlo, violento. Pero Blake Griffin es un jugador explosivo, eso todos lo sabemos, y a buen seguro que ha interpretado los comentarios de Billups de alguna otra manera.
Foto: NBA |
Blaker Griffin ha completado una campaña notable. El jugador de los Clippers es, probablemente, una pieza más que básica del equipo angelino, ya que el juego ofensivo y el juego de intimidación dependen en gran medida de él. Este año, Griffin ha dado pasos hacia delante en su progresión, colaborando mucho en la buena campaña regular de sus Clippers, que luego tiraron por tierra todo el trabajo del año en los playoffs.
Los Clippers son un equipo imprevisible, capaz de lo mejor y de lo peor. Igual que Griffin. Podríamos calificar al jugador como el termómetro de la plantilla, ya que cuando juega bien, los Clippers también lo hacen, y viceversa. La temporada regular fue bastante buena, con partidos de mucha aportación de Griffin, así como mates espectaculares, intensidad, rebotes e intimidación. Como dice Billups, el chico en apariencia malo no es tan malo, ya que a pesar de su energía, nunca realiza acciones excesivamente violentas, aunque en ocasiones demuestra una tensión constante, especialmente tras hundir el balón en el aro.
Los promedios de Griffin giran en torno a los 13 puntos, 6 rebotes y 2,5 asistencias. Números dignos, aunque evidentemente mejorables. Para convertirse en una verdadera estrella, tendrá que aumentar quizás hasta el doble-doble, aunque estas estadísticas le valgan para ser All-Star. Sus acciones brillantes de cara al espectador determinan su juego, siendo uno de los jugadores más explosivos de la NBA aunque con algunas carencias técnicas que poco a poco va mejorando.
La gran decepción llegó en los playoffs, cuando sus Clippers se veían las caras con los Grizzlies de Marc Gasol y Randolph. Los angelinos partían como favoritos, y con 2-0 a su favor, apuntaban a candidatos para todo, pero los problemas físicos de Griffin marcador el devenir de la eliminatoria. Los malos partidos del jugador coincidieron con un bajón tremendo de su equipo, que cedió por 2-4 la eliminatoria ante unos Grizzlies que supieron aprovechar mejor el juego interior y la ausencia de Blake.
La incógnita está ahora en el futuro de los Clippers. Parece que Griffin puede seguir creciendo, pero veremos el rumbo que toman los de California, si siguen en una línea ascendente o cambian piezas internas en la plantilla. Griffin seguirá siendo carne de All-Star, si las lesiones no se lo impiden, pero de ahí a convertirse en uno de los jugadores determinantes de la competición todavía hay un largo camino por recorrer. ¿Hará caso a Billups? ¿Se volverá más agresivo todavía?
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