Una de leyendas.. Alfonso Reyes

El primero de los Reyes. No tiene un palmarés tan grande ni es tan conocido como su hermano Felipe, pero Alfonso Reyes Cabanas fue uno de los mejores pívots de su época. Quizá no jugaba tan bien como lo hace su hermano o quizá no ha estado en el momento ni el lugar adecuado como Felipe, pero, en todo caso, el nombre de Alfonso Reyes es sinónimo de baloncesto.

Fruto también de la cantera de Estudiantes, Reyes no tuvo muchas opciones en sus tres primeros años en el club colegial, donde apenas disfrutó de minutos, a pesar de lograr una Copa del Rey en el 92.  Al año siguiente se trasladó a Málaga, donde, con Unicaja, explotó baloncestísticamente hablando. Cuatro temporadas sirvieron para ser nombrado jugador de la selección, además de lograr un subcampeonato de liga en el 95. Con la absoluta lograría tres medallas europeas: un bronce (Turquía 2001) y dos platas (Francia 99 y Suecia 2003). Ya había sido nacional antes, con las categorías inferiores, ganando dos bronces más, uno de ellos en el Mundobasket de 1989 con la sub-22.

Volviendo a su trayectoria de clubes, Alfonso dejó Málaga para aventurarse en la liga francesa. Un año en el Paris Basket le hizo darse cuenta de que no había merecido la pena y regresó a España, de nuevo al Estudiantes, donde, esta vez sí, disfrutó de muchos minutos durante los cuatro años, convirtiéndose en uno de los fijos en el quinteto del Ramiro. Durante esos años logró un subcampeonato de la Copa Korac y otra copa del Rey, la del 2000. Debido a su gran última temporada en el Estu, el Real Madrid se fijó en él y le fichó, como tantos otros. No jugó tanto como en el club colegial, pero no defraudó y consiguió un subcampeonato ULEB en los dos años que estuvo en el club blanco.
Sus dos últimos años como profesional fueron en el Baloncesto Breogán, consagrado ya como jugador histórico.

Ahora trabaja de ingeniero de caminos en una constructora y sigue viviendo el baloncesto como antaño. Nadie se olvida de él, pero Alfonso ya tiene asumido que al decir Reyes, todo el mundo piensa en Felipe. El pequeño ha superado al mayor. Algo que no era tan fácil.