Los
emparejamientos de los playoffs por los cuatro puestos en la Final Four de Múnich
son una trampa para aquellos que consideren que la superioridad de los equipos
del Grupo F permitirán ver unas entregas
descafeinadas de unas eliminatorias que siempre se presentan como lo mejor de
la Euroliga y que dejan, cuando finalizan, un sabor escaso en los aficionados que piden
más como el sediento pide más agua cuando se le quita la botella. Y es que, si
la F4 es el punto culmen, los playoffs son el pedestal de la columna en la que
se asienta el éxito.
Llama
la atención que Baskonia se haya clasificado segundo con 9 victorias y 5
derrotas y que PAO también lo haya hecho en los mismos términos en un grupo
distinto: 5 derrotas y 9 vitorias, pero tercero. La diferencia en los grupos ha
sido notable y el PAO ha tenido momentos en los que la afición ha cuestionado a
su entrenador, Aleksandar Djordjevic, que ha tenido que varia los esquemas de
exigencia en sus jugadores para seguir teniendo un equipo competitivo y
motivado. En el otro lado, Perasovic ha hecho de un equipo de bajitos un
conjunto muy unido gracias a la aportación del líder del equipo, Bourousis.
Este entrenador, que se caracteriza por su exigencia y por un control férreo de
juego, también ha variado sus esquemas para dar libertad a los jugadores dentro
de un orden que pasa por la ejecución de los sistemas a una velocidad extrema,
proporcionando a la competición algunos de momentos más emocionantes y bellos
que se pueden disfrutar en el baloncesto actual. Sin embargo, más allá de la velocidad,
es la capacidad de Perasovic para crear un grupo compacto, una autentica jauría
de lobos, lo que ha hecho del Baskonia una franquicia temible.
Dentro
de esta jauría, donde todos se comportan conjuntados como animales de presa cuando
defienden y atacan, destaca el líder por encima del resto. Bourousis ha
promediado 14.7 puntos para 24 minutos y medio de juego con 8.9 rebotes de
media en los 14 partidos del TOP 16. Mas los triples, esos balones que parece
que están hechos para él y cuyo valor estadístico es de un 34%, y que ha
relegado a jugadores específicos para esa tarea, como Corbacho, al banquillo.
Pero para dominar el juego se tendrá que enfrentar a un rival que, por encima
del mismo Diamantidis, es la clave para abrir el juego de los griegos. Miroslav
Raduljica es el pívot de referencia. Un
jugador que esta 20.39 minutos en pista en los que coge 4.2 rebotes y anota
12.9 puntos. Jugador fundamentalmente defensivo, se aplicará para secar al eje
del juego baskonista e impedirle desarrollar un juego, que permite que sus
compañeros jueguen más libres y mejor en cada partido.
Las
claves de PAO son varias, desde la aportación de Diamantidis a la contribución
de Elliot Williams, que promedia 14.4 puntos partido, o de James Gist, que anota
10.9. Sin embargo, el punto fuerte de PAO son sus fans, los diecinueve
mil doscientos cincuenta aficionados, cuando no son mas, que llenan el Olympic
Indoor Hall y que son capaces de llevar en volandas a su equipo, cuando se
transforman en uno solo y con sus canticos arrastran, como las sirenas que
llamaban a Ulises, y llevan en volandas a su equipo para sembrar el
desconcierto en el equipo rival. Frente a esto, como en la Odisea de Homero, no
queda más remedio que tapar los oídos a los marineros y que estos sigan remando
solos sin hacer caso a los canticos, es decir, que el Baskonia haga ese juego
rápido y fluido, en el que últimamente destaca la conexión Bourousis con James,
sin hacer caso del ambiente. Porque las opciones seguras de Baskonia pasan por
conseguir una victoria en Grecia para volver con la clasificación a Vitoria, ya
que, en un quinto partido de desempate en el Buesa, podría pasar cualquier cosa y saltar la
sorpresa.
Publicar un comentario
Déjanos tu opinión sobre lo leído.