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jueves, 4 de septiembre de 2014

España se despide de Granada con pleno de victorias consumado ante Serbia (73-89)

Puro trámite. Nada en juego. Estando las dos escuadras clasificadas para los octavos, España y Serbia daban lugar al duelo que clausuraba esta primera fase del Mundial 2014. Sin forzar la máquina, nuestra selección conseguía la victoria ante Serbia (73-89). Pleno de victorias. 5 de 5. Fase de grupos redonda. Ahora viene lo bueno. Adiós Granada, hola Madrid.


Foto: FEB.es
Un triple de Rudy Fernández y una canasta de Pau Gasol iban a dejar una ventaja inicial a favor de los españoles de 0-5. Qué bien empezaban las cosas, otra vez. En un partido en el que no nos jugábamos nada, la selección española hizo frente a este trámite de la mejor manera posible. Pero Serbia no se quería dejar ganar tan fácil. Un buen juego en equipo por parte de los balcánicos iba a ayudar a conseguir un 6-0 para los serbios. El partido no iba a ser tan fácil como lo fue con Egipto o Irán. Ante una Serbia peleona, Juan Carlos Navarro sacó a paseo su codiciada muñeca para aliñar un arreón teñido de color rojo. Navarro, Ricky y los Gasol fueron los actores protagonistas de este parcial favorable. Tras un buen intercambio de canastas, España conseguía ser superior, sin relucir, a una selección serbia que no se iba a dar tan pronto por vencida. Juan Carlos Navarro seguía a lo suyo. A lo que sabe. A enchufar triples. El marcador al final del primer cuarto era de 20-34. Qué grandes que son estos chicos.

España jugaba muy bien en el ataque. El buen movimiento de balón y las chispas de calidad individuales aliñaban un gran juego ofensivo de los hispanos. Pero Serbia estaba enfrente, y con ganas de competir. Sin jugar mal, España conseguía paulatinamente poner tierra de por medio en el luminoso. La potencia interior de Miroslav Raduljica y la eficacia exterior de Bogdan Bogdanovic iban a retrasa momentáneamente la agonía balcánica, pero la inestimable aportación ofensiva del mayor de los hermanos ayudaba y mucho a España para llegar al descanso con 52 puntos en su tanteo acumulado. Una defensa medianamente buena conseguía limitar el total de los puntos serbios a sólo 35. 35-52. De 17 y a tomarse un respiro. Como el que no quiere la cosa, el combinado español hacía otra vez los deberes bien prontito. 17 puntos que denegaban a España perder de vista a una Serbia impredecible. Había que estar al tanto para una hipotética sorpresa. Una sorpresa que nunca iba a llegar.

A medida que iban pasando los minutos que inauguraban la segunda mitad, iba quedando clara cuál iba a ser la tónica dominante durante todo lo que quedaba de partido. Serbia sabía perfectamente que no iba a poder hacerse con el partido, aunque tampoco quería dejarse pisotear por los ibéricos. España, por su parte, no aceleraba a fondo, sabía que el trabajo estaba hecho y el partido ganado. Sin estar al 100%, los pupilos de Orenga iban a mantener esa distancia que les evitaba todo tipo de problemas. Bjelica, Raduljica y Bogdanovic fueron los mejores hombres de Serbia, una escuadra que también ha conseguido el billete que le conduce a los octavos de final en Madrid. Ibaka continuaba achicando a los serbios cada vez que estaban cerca de él. Navarro y Rudy, anotando desde el perímetro. Pau Gasol, por su parte, volvía a llevar las riendas de esta selección y se alzaba a los 18 puntos en la conclusión del tercer cuarto. Con algunos roces y tensiones de por medio, la selección española salvaba los muebles a 10 minutos del final. 56-71.

Pocos se esperaban lo que iba a suceder en el último acto del partido. Habiendo obtenido una ventaja máxima de 22 puntos, España empezó a atascarse en ataque. Serbia iba a mantener en vilo a todos los espectadores. El conjunto balcánico conseguía plantarse a 6 minutos de la bocina final a 10 puntos. España necesitaba concluir el último partido de la primera fase jugando un buen baloncesto. Dos canastas de Ricky Rubio y de Marc Gasol iban a devolver el oxígeno que algunos aficionados negativos habían perdido. Los anfitriones recuperaban la ventaja de 14 puntos. La garra y la fuerza iban a disipar todas las incertidumbres. Un potente mate del joven Álex Abrines hacía temblar los cimientos del Palacio de Deportes de Granada, que se deleitaba de nuestra selección en el día de su despedida de la ciudad andaluza. El seleccionador serbio, Sasha Djordjevic, se iba a llevar una falta técnica por protestar una decisión rectificada en una acción de fuera de banda. Impotencia en estado puro. Impotencia por no haber podido ponerle las cosas más difíciles a España. Poco después, Ricky Rubio iba a caer en la malévola trampa de Serbia, que quería sacar a los españoles del partido. El del Masnou fue penalizado con una falta técnica por encararse con un hombre de blanco. Todo se quedó en eso. Ya no era un encuentro bonito. Estábamos en los minutos de la basura. Y aún iban a llegar sorpresitas antes que que concluyera el duelo. Orenga y Djordjevic se llevaban una técnica para cada uno por encararse en los banquillos. Anécdota que podemos catalogar de innecesaria por cómo estaba el partido. Pero lo que verdareramente importa es que España volvió a apalizar a su rival. 73-89. Pau Gasol volvía a ser el mayor anotador del partido, con 20 puntazos. España, en octavos como primera. Serbia pasará como cuarta. Pasamos a una nueva fase del campeonato. Todo o nada. Win or go home.

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