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jueves, 31 de enero de 2013

“Dios me dio una segunda oportunidad”


“Doy las gracias a Dios. Las segundas oportunidades no pasan a menudo, pero voy a dar el máximo posible esta vez”.

Con estas palabras, Alan Anderson expresaba su felicidad tras firmar un contrato de 10 días el pasado mes de marzo de 2012 con los Toronto Raptors.
Foto: nba.com

Todo un trotamundos del baloncesto con un currículum brillante en el “viejo continente” (Virtus de Bolonia, Maccabi,  Cibona de Zagreb o Barcelona fueron algunos de sus destinos) que veía como ante sí tenía una nueva oportunidad de hacerse un hueco en la mejor liga del mundo, después de salir de los Charlotte Bobcats  en 2007. Tras varios años mostrando su mejor nivel en las mejores canchas de Europa, él mismo sabía que aún había tiempo de demostrar su valía en la NBA. A decir verdad, desde su llegada a Europa, pocos jugadores se habían visto con su desparpajo y su talento ofensivo. Un anotador excelso, con una habilidad para el 1 contra 1 sin igual, algo que bien pudimos disfrutar en la ACB durante su estancia en el Regal Barça.

El ex “Spartan”, quien había comenzado el curso pasado con los Shandong Flaming de la CBA China, rindió a un nivel brillante, ya que en los 31 partidos que disputó en el país asiático, promedió unos espectaculares 25’5 puntos, 5’5 rebotes y 4 asistencias en los 36 minutos que estaba en pista. Dado su gran estado de forma, el jugador decidió que podía ser una buena idea volver a Estados Unidos, por lo que más tarde firmaría por los Canton Charge de la NBA D-League, a la espera de un posible contrato en la mejor liga del mundo.


Foto: Sport.es

Decisión, que sorprendió en gran medida en Europa, ya que como era normal en un jugador de sus características, no le faltaban pretendientes. Tanto en la Liga Endesa como equipos de Euroliga se mostraban interesados en adquirir sus servicios, pero tal era el afán de Anderson por conseguir una segunda oportunidad en la NBA, que desestimó cualquier oferta y se fue rumbo a la D-League.
Como era de esperar, su rendimiento en la liga de desarrollo fue sobresaliente. Desde su llegada, se convirtió en uno de los líderes del equipo. Día a día, partido a partido, seguía mostrando su hambre y sus ganas de demostrar su valía. El propio jugador sabía que de sus actuaciones allí dependería el si su futuro estaba en la NBA o no.

Pero afortunadamente para el escolta de Minnesota, su estancia en la D-League no duraría mucho, ya que tras disputar 8 partidos con los Canton Charge, recibiría por fin la noticia que tanto andaba esperando. Tras promediar 21’5 puntos y 5 rebotes, Alan Anderson vería como por fin las puertas de la NBA se volvieran a abrir, ya que el 26 de marzo, los Toronto Raptors le daban la oportunidad de jugar en la franquicia canadiense al ofrecerle un contrato de 10 días, contrato que suponemos que no dudó en aceptar.

Así pues, Alan Anderson se incorporaba de manera inmediata al conjunto dirigido por Dwyane Casey. Un equipo que andaba falto de una rotación fiable en cuanto a perímetro se refiere y que veían en Alan Anderson una buena solución a ello. Como era de esperar, no obtuvo minutos de manera inmediata, pero si por algo destaca Alan Anderson, es por su desparpajo sobre la pista y es por ello, que desde el primer minuto, demostró que tenía un hueco en el roster de los Raptors. Conforme llegábamos a la recta final de temporada regular, Alan tenía más minutos, lo que era respondido por el jugador con buenas actuaciones. Tanto fue así, que decidieron prolongarle el contrato hasta final de temporada. Por fin, el escolta veía como su buen trabajo era recompensado y vio como cada partido era una oportunidad inmejorable para demostrarle a su entrenador que era capaz de quedarse en el equipo y tener un rol cada vez más importante. Aunque la temporada de los Raptors había vuelto a dejar mucho que desear, Alan Anderson finalizaba la temporada con unos promedios de 9’6 puntos,  2 rebotes y 2 asistencias en 27 minutos de juego en los 17 partidos que disputó con la franquicia canadiense. No cabía duda de que Alan se había ganado la confianza del técnico, tanto, que llegó incluso a postularse como alero titular tras adelantar en la rotación a James Johnson en la recta final de la temporada. 

Aun habiéndose ganado un hueco en el roster de manera indiscutible, la continuidad del escolta de 29 años no estaba asegurada, por lo que tocó ser paciente y seguir trabajando en verano a expensas de una oferta que le permitiera seguir jugando en la NBA. Pero por fin, el 30 de julio, los Raptors le ofrecían a Anderson un contrato de un año y una cifra cercana a los 900.000 dólares. Al fin, el talentoso escolta veía como su sueño se vería prolongado al menos una temporada más. Por ello, sabía que ante él tenía una oportunidad única de volver a demostrar que su estancia en la mejor liga de baloncesto del mundo podía durar mucho más de lo que la gente podía pensar.

En un principio, con las incorporaciones de Terrence Ross y Quincy Acy en el Draft y las adquisiciones de Landry Fields y más tarde la de Pietrus, parecía que Alan Anderson lo tendría más difícil que el año pasado para tener un rol importante en la rotación, pero contra todo pronóstico, Alan Anderson se erigió desde el comienzo de la temporada, como uno de los estandartes ofensivos del equipo. Además de hacer gala de su instinto anotador, Anderson empezaba a convencer a Dwyane Casey en una faceta a priori discreta del escolta, la defensa. Aunque su principal objetivo con él en cancha era anotar, lo cierto es que conforme se llegaba al primer mes de competición, daba la sensación de que su rol en el equipo gozaba de más importancia. No había duda de que Alan Anderson se había asentado en la liga.

Algo que día a día, sigue demostrando, ya que a día de hoy, sobrepasado el ecuador de la temporada regular, Alan Anderson promedia 12’7 puntos, 2’3 rebotes y 2 asistencias. Números, que reflejan el buen momento por el que pasa el de Minneapolis. Ya que aunque sus porcentajes no están siendo ni mucho menos brillantes (roza el 40% en tiros de campo), lo cierto es que por fin Alan Anderson ha conseguido el objetivo que tanto ansiaba desde su marcha en 2007, su vuelta a la NBA.

Una segunda oportunidad, que desde el primer día dejó claro que no quería dejar esperar. Un jugador, al que personalmente, echo de menos (y creo que no seré el único) en los mejores pabellones del “viejo continente” pero me alegro de ver como todo el trabajo realizado, ha tenido su recompensa. 

Gracias por su lectura, un saludo.

(@NachoJuanRules)
 
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