El partido que se disputó en la tarde -mañana en España- del 22 de agosto de 2008 en el Gimnasio olímpico (más tarde Mastercard Center) de Beijing está considerado, por méritos propios, como uno de los mejores partidos de la historia del baloncesto FIBA. Aquella tarde, España demostró al mundo que el mejor equipo que había visto la tierra desde el verano de 1992 podía llegar a ser vulnerable y perder un partido.
Foto: NY Times |
España y Estados Unidos ya se habían enfrentado en esos Juegos Olímpicos. Fue en la primera fase, cuando el combinado dirigido por Aíto García Reneses cayó 82-119 en un partido donde los americanos buscaron constantemente intentar machacar al equipo español. Pero los 12 elegidos por Reneses aprovecharon ese partido para conocer cuáles podían ser los puntos negativos de Estados Unidos.
A la final llegaron por caminos opuestos. Estados Unidos se había deshecho de Australia (116-85) y Argentina (101-81) hasta llegar al partido por la medalla de oro. España había derrotado a Croacia 72-59 y a Lituania 91-86 en un enorme partido del combinado nacional.
Así España decidió ante Estados Unidos que la mejor manera de defenderse de un equipo donde jugaban Kobe Bryant, LeBron James, Dwight Howard, Dwayne Wade, Chris Paul... era atacarles. Durante todo el campeonato se había visto como los diferentes equipos (de nivel) que se habían enfrentado a Estados Unidos trataban de frenar el vendaval a base de imponer una defensa agresiva, que tarde o temprano les pasaba factura y hacía que los chicos de Mike Krzyzewski impusieran su juego y se llevaban por delante al rival, cuando éste andaba ya exhausto por haber tratado de impedir que Estados Unidos hiciera su juego.
Conocedores del juego americano, España atacó a Estados Unidos con sus grandes armas. Transiciones vertiginosas, buscando segundas oportunidades... Rara vez el reloj de posesión bajó de cinco segundos. Si a la inteligencia de plantear así el partido se le suma la calidad del bloque, tenemos el resultado de que España pudiera llegar a ganar en el marcado 19-14 en el primer cuarto. Sin embargo, a la primera unidad española (Pau Gasol, Juan Carlos Navarro o Carlos Jiménez), había que darle descanso y esto lo aprovechó el equipo norteamericano para pisar el acelerador en el partido y disponer de sus máximas rentas en todo el encuentro. Estados Unidos vencía 58-44 mediado el segundo cuarto. Era el momento crucial del partido, si España se dejaba llevar, Estados Unidos reventaría el encuentro y la final habría terminado.
Pero un joven Rudy Fernández no quería terminar con el partido y enchufó dos triples majestuosos que bien podría haberlos firmado el mejor Kobe Bryant y consiguió reducir la renta a menos de 10 puntos (63-54).
No solo consiguió España dejar el partido abierto al descanso, sino que en la reanudación, gracias a una acción individual de Pau Gasol, España volvía a ponerse a tiro de piedra (67-71). Estados Unidos tenía problemas. No conseguía correr como querían, y además, España corría tanto o más que ellos.
A pesar del pequeño colchón conseguido por los norteamericanos, España no soltó el partido en ningún momento y mantuvieron una renta por debajo de los 10 puntos el resto del partido. Rudy Fernández olía la sangre y en dos acciones suyas (un pase para que machacara Pau y un triple al contraataque) ponían a España 89-91 en el marcador con 8 minutos por jugar.
Los americanos tenían la sangre helada. España lo estaba consiguiendo. Una de las últimas acciones que dejó Rudy Fernández sobre la pista es ya una de las canastas más famosas del baloncesto español. Una penetración con Dwight Howard delante, el que por 2008 era el mejor pívot del mundo, sirvió para que el mallorquín reventara el aro y se quedara colgando de él mientras el bueno de Howard trataba de adivinar que había sucedido.
A falta de tres minutos, Rudy fue eliminado y España siguió sin darse por vencida, continuó tratando de creer a base del juego que les había llevado hasta allí... hasta que Kobe Bryant quiso. Un 3+1 de la Mamba puso el 99-108 que sería una losa demasiado grande para el combinado español.
Desde ahí hasta el final, un intercambio de canastas hasta que sonó la bocina final con resultado favorable a Estados Unidos 118-107. Posiblemente una renta mayor de lo que se mostró en el partido. Estados Unidos volvía a lograr la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. El "redeem team" volvería a casa con la misión cumplida. Pero posiblemente aprenderían a valorar, por primera vez en mucho tiempo para un equipo norteamericano de baloncesto, la necesidad de tener en frente a un equipo del calibre de España para que un equipo sea una leyenda.
Foto: Twitter |
Publicar un comentario
Déjanos tu opinión sobre lo leído.