Sufrió y sudó lo indecible la selección española para certificar su pase a la siguiente fase invicta ante una correosa Argentina que iba en busca de romper su mala racha. Martínez decidió de nuevo para cerrar el encuentro con un 49 a 59.
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El encuentro no podía empezar de peor forma para España con la lesión de González con apenas dos jugadas. Argentina salía con ganas, con aspiraciones de cerrar la fase de grupos con la cabeza alta, pero la zona press que Alejandro Martínez tenía preparada impedía anotar a la albiceleste. España tomaba la delantera rápidamente aprovechando la gran acumulación de faltas de sus rivales, con tres en el primer tiempo de Germano y dos de Franco. El combinado nacional finalizaba el primer asalto con un marcador muy bajo y una renta que a pesar de ser amplia no denotaba superioridad, 8 a 14.
Al inicio del segundo cuarto, los de Alejandro Martínez subían la intensidad hasta el punto necesario para desestabilizar a Argentina. Con un Lautaro López que no tenía su día, los latinoamericanos tenían difícil alcanzar el nivel ofensivo suficiente para competir con España. Bernacer salía desde el banco para solucionar una lastra habitual de España, el acierto exterior, con dos triples abría brecha entre ambos conjuntos y encendía moralmente a los españoles. Argentina se negaba a rendirse y tiraba de pundonor y agresividad para frenar los constantes ataques de Busquets y Martínez. El cerrojo en la zona surtía efecto y España reducía su afluencia anotadora. (20-32)
España tomaba las riendas tras el descanso y sin dar pie a que el rival reaccionara. A pesar del dominio nacional, Argentina representaba la garra, con tímidos intentos de remontada que se daban de bruces con el movimiento de balón rojillo. Lautaro López aparecía para cambiar todo el encuentro casi al final del cuarto, con un parcial de 6-0, Martínez se veía obligado a parar el partido. España parecía venirse abajo progresivamente, desde el dominio del inicio del periodo se pasó a una situación de crisis pujante y que amenazaba con poner en peligro la victoria local. El bajón en el tercer periodo tenía su consecuencia, que se reflejaba en el marcador que arrojaba un 39 a 43 favorable a España.
Con todo por decidir y el partido en un pañuelo, España ponía su cinco de gala e imponía una férrea presión para parar a López y Baralle. Argentina estaba en su salsa, con un encuentro que iba a resolver en el barro, desde la trinchera en donde un rebote o un robo podía desestabilizar la balanza hacia un lado u otro. McCarthy, general en el parqué durante los cuarenta minutos mantenía con vida a España con una renta de apenas cuatro puntos a falta de cinco minutos para el final. El combinado nacional dejaba a un lado los fantasmas del tercer tiempo para recuperar la confianza en sí mismos y tomar distancia con Argentina. Así pues, los nacionales cerraban una primera fase invicta con un marcador de 49 a 59.
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