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lunes, 2 de mayo de 2016

Sobre tipos altos y tiros libres

La noticia saltó esta semana en la NBA. Andre Drummond, que ha cosechado uno de los peores porcentajes desde el 4,60 esta temporada, estaría dispuesto a tirar a cuchara con tal de mejorar su acierto. Un mal endémico que acecha a los tipos altos en los últimos años.

Wilt Chamberlain también tenía problemas desde el 4,60 / NBA
Al principio era Shaquille. El jugador más dominante en la pintura en los últimos veinte años era un nefasto tirador desde la línea de personal. Él mismo ha reconocido que de haber rondado el 60% hubiera estado en el Top-3 de máximos anotadores históricos sin problemas. Pero la mecánica que le aconsejaron era poco ortodoxa y por aquel entonces Shaquille vivía de su imagen, de ser un icono de la NBA. En ese momento e ideado por un experto como Mike Dunleavy Sr, se llega a la conclusión de que para frenar a O´neal la mejor opción es cometer falta sobre él. Había nacido el "Hack-a" en 1999. Casi dos décadas después esta táctica ya asentada en todos los equipos perjudica a hombres como Drummond, Howard o Jordan, que apenas llegan al 60% de acierto. De hecho, el pívot de los Detroit Pistons ha cosechado un terrible 35.5% en esta faceta, con 208/586. Ahora, Drummond pretende recuperar la técnica de la cuchara para mejorar sus índices desde la línea de personal. No sería el primero en usarla y a Rick Barry le ha servido para ser el tercer mejor tirador de todos los tiempos. Se trata de un mal endémico que afecta a este tipo de jugadores. Fuertes, de complexión ancha, la estructura de sus cuerpos no les permite realizar una mecánica correcta con un ángulo de noventa grados y un pequeño hueco por el que apuntar. Sus intentos pasan más por empujar la bola y probar fortuna




Prueba de ello es que en alguna ocasión se quedan cortos, para desesperación de los aficionados más académicos. Estos no conciben que un pívot, por muy dominante que sea, no pueda meter un tiro libre. El arte más sencillo, a priori, del baloncesto. Siempre igual, misma distancia, mismo objetivo e igual proceso de ejecución. 


En una época de grandes tiradores (Nash, Calderón, Crawford...) que parece encaminada a jugarse más por el perímetro que en posiciones interiores, los tiros libres siguen siendo un quebradero de cabeza para los entrenadores. 

No es solo el hecho de que no sume esos puntos que en partidos igualados son vitales, es el handicap de que el equipo contrario lo utilice para recuperar la posesión con un castigo mínimo. La escena dantesca de Chris Paul saltando sobre Howard en los pasados PlayOffs puso la alarma sobre este comportamiento y la NBA investiga las nuevas normas que serán menos permisivas. "Es algo que tenemos en mente modificar" reconoce el comisionado Adam Silver, que no quiere que los partidos se conviertan en un constante carrusel de tiros libres fallados que perjudiquen el espectáculo. Jugadores retirados como Reggie Miller, Chris Webber o Jalen Rose, todos ellos buenos tiradores y ahora comentaristas de televisión, señalan que la mejor solución es que estos tipos altos metan sus libres. La normativa vigente indica que en los últimos dos minutos de cada cuarto las faltas intencionadas se sancionan con los dos tiros libres correspondientes y posesión para el equipo sobre el que se comete la infracción. Entre las opciones que baraja la NBA está la de sancionar todas las intencionadas con tiro libre y posesión, dar a elegir a los equipos si quieren lanzar los tiros libres o no e incluso la posibilidad de que sea el hombre que tenga el balón en ese momento el que los tire y no sobre el que recae la falta. 


Gráfica que muestra como el número de faltas intencionadas se ha incrementado en los últimos tiempos / Kevin Pelton


Los europeos, más técnicos

Una lacra, la de los tiros libres, que parece no afectar a los hombres altos del Viejo Continente. Nowitzki, los hermanos Gasol, o los recién llegados Nurkic, Jokic, Pekovic, etc... son bastante fiables en esta faceta. En Europa se trabajan estos fundamentos antes de practicar el cinco contra cinco o capacidades de uno contra uno. Aprender a tirar, sumar para el equipo en los momentos calientes y mantener la presión a raya cuando el partido esté en el alambre. Contra el canón de pívot rocoso, buen reboteador y taponador que intimida en su propio aro y machaca el rival, Europa presenta su prototipo de pívot perfecto. Se trata de un jugador que puede jugar por fuera, con lectura de juego, tiro decente desde la media larga distancia y menos olfato para los rechaces o los tapones. Mirotic, Bjelica, Antetokounmpo, Lauvergne, o los antes mencionados Gasol y Nowitzki son algunos ejemplos de jugadores que atacan por dentro pero no renuncian a probar fortuna desde la media distancia.

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