Hace unos meses, coincidiendo con el fichaje de Lamar Odom, el presidente de la entidad vitoriana declaraba la necesidad de una refundación en la entidad que el comanda. Aquellas palabras a mas de uno nos sonaron un tanto enigmáticas. Hoy sabemos que Josean Querejeta se refería a un aumento del capital social de la entidad.
Foto: baskonia.com |
En el plano institucional los aficionados baskonistas deben de estar tranquilos ya que Querejeta ha demostrado ser uno de los mandatarios más inteligentes dentro del panorama del baloncesto patrio. Un dirigente conocedor de la realidad que atraviesa la entidad que dirige y que ha sabido adaptarse al nuevo escenario económico sin hipotecar el futuro de la sociedad que comanda.
En el plano deportivo, el equipo se ha resentido y esta campaña no se ha acertado en la modificación del equipo a lo largo del curso. La conocida versión 2.0 en esta ocasión no ha dado los frutos deseados. Sergio Scariolo volvió al equipo después de 13 temporadas y ya el primer fichaje, el portoriqueño Walter Hodge, no funcionó. A las pocas semanas de aterrizar en Vitoria ya se comprobó que el que debía ser el timonel del nuevo proyecto de Laboral Kutxa no encajaba en los esquemas del técnico italiano.
La falta de un base que complementase a Thomas Heurtel en la dirección del equipo ha hecho que los retoques en esta demarcación hayan supuesto un quebradero de cabeza y el reciente fichaje de Alex Renfroe así lo demuestra. Para más inri los continuos problemas físicos de buena parte del roster baskonista han llevado a la dirección técnica a incorporar jugadores en varias posiciones hasta prácticamente agotar el cupo.
Pero no todo han sido malas noticias para los aficionados del Buesa Arena. Tibor Pleiss esta campaña ha dado un salto de calidad tremendo y se ha confirmado como uno de los jugadores interiores más determinantes del panorama europeo y ha sido habitual la presencia de ojeadores NBA en Vitoria. Hasta tal punto ha sido su influencia en el juego del equipo que si el teutón no tenía el día o se cargaba de faltas, el cortocircuito ofensivo estaba servido.
Las prestaciones ofrecidas por clásicos como Andrés Nocioni o Fernando San Emeterio han respondido a lo esperado en ellos, si bien en ocasiones se han visto arrastrados por la tendencia del equipo y ni siquiera ellos, auténticos estandartes en Vitoria, han logrado enderezar el rumbo.
El juego del Laboral Kutxa ha pasado por varias fases a lo largo de la temporada. A un comienzo dubitativo, aunque con algunos destellos para el optimismo como el ya comentado juego de Pleiss, le siguió una fase en la que los de Scariolo parecían haber recuperado el “caracter Baskonia” y fueron capaces de poner en serios apuros a un gran equipo como Valencia Basket en la Copa del Rey, jugando un buen baloncesto. Sin embargo, en el último tramo de la liga regular los de Vitoria parecen no encontrar de nuevo su mejor juego y su rendimiento ha decaído.
Si hay que etiquetar la temporada del equipo vitoriano con una palabra, esa debe ser irregularidad. La sensación que ha trasmitido el equipo es que es capaz de poner en apuros a cualquier rival, aunque también de no presentar batalla, algo que en temporadas anteriores no ocurría. Baskonia siempre presentaba batalla, siempre competía. Está por ver que versión veremos en los próximos play offs de la Liga Endesa.
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