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sábado, 6 de julio de 2013

Steve Nash: El final del camino

Se acerca el final de la carrera de un jugador que ha encandilado a los fans  de la mejor liga del mundo durante los últimos 15 años. Uno de los últimos jugadores que quedan de aquel talentoso draft del año 1996. El quinto jugador en haber llegado a las 10.000 asistencias en la historia de la liga. Estamos hablando, como no, del inigualable Steve Nash.



            Steve Nash es el perfecto ejemplo de que las apariencias engañan. Sobre todo físicamente. Rozando los 40 años, blanco, delgado, se podría decir que el canadiense no tiene pinta de jugador de baloncesto. Pero ahí radica precisamente el merito por el que se sigue considerando al bueno de Steve entre los mejores bases de la liga. A sus 39 años sigue dando clinics día si y día también, demostrando que el trabajo, el esfuerzo, y el talento por supuesto, son cualidades que pueden congeniar en un mismo sujeto.

            Sin embargo, las carreras deportivas se acaban, y a la de Nash, desgraciadamente, no le quedan demasiados años. El pasado verano, se confirmó el fichaje del canadiense por el equipo angelino de los Lakers, tras desechar ofertas como la de los Knicks, o la de los Raptors, el equipo de su tierra. Se unía a un proyecto que le podía dar lo único que le faltaba en su longeva y exitosa carrera, el ansiado anillo de campeón. Es imposible no contar como aspirante al título a un equipo formado por Nash, Bryant, Gasol y el estelar pívot Dwight Howard.

          Pero todo lo que podía salir mal ha salido mal. Lesiones, problemas para encontrar cada uno su rol y una larga lista de más desgracias que han ocurrido en el conjunto angelino. Ésta era, posiblemente, la última oportunidad para lograr tan ansiado trofeo, más tras la posible marcha de Howard dirección Houston (sin confirmación oficial al cierre de este artículo). El legendario base se unirá con seguridad a la lista de grandes jugadores que no consiguieron el anillo, entre los que se encuentran Charles Barkley, Karl Malone, John Stockton, Pat Ewing y Reggie Miller entre otros. Así es el baloncesto. Algunos ganan tanto y otros tan poco… Mi opinión es que el baloncesto le debe un éxito colectivo a Steve. El base ni siquiera a conseguido llegar a unas finales por el título, tras perder en varias ocasiones contra Spurs y Mavericks en las rondas previas.


          Tras analizar la mala suerte que ha tenido colectivamente, ahora vamos a pasar a lo bueno. MVP en los años 2005 y 2006 cuando vestía la camiseta de los Suns, 8 participaciones en el fin de semana de las estrellas (dos veces como titular),  7 veces elegido en uno de los tres mejores quintetos de la temporada, 2 veces ganador del concurso de habilidades del All Star, 5 veces máximo asisente de la temporada y un largo etcétera que nos podría llevar horas numerando los multiples éxitos de este jugador. Un base de la vieja escuela, maestro en la ejecución del pick & roll, y gran tirador. Hay que añadir a todo esto la bestial capacidad de hacer mejores a sus compañeros que ha tenido durante su carrera, ya que algunos jugadores, como Jared Dudley por poner un ejemplo, le deben, entre comillas, un 50% de su sueldo como mínimo.  También hay que decir que es uno de los peores defensores de la NBA.

        Dentro de todas estas cualidades, mi favorita no es su habilidad de pase, sino el esfuerzo y la perseverancia. Por eso me gustó mucho una frase que dijo en una entrevista que concedió nada mas fichar por los Lakers, que venía a decir lo siguiente:

“Si llegado el momento no consigo ganar el título estaré triste, pero a la vez contento  por que he tenido una gran carrera. He disfrutado jugando, con mis compañeros, compitiendo, entreteniendo a la gente…Por lo que si no lo ganó no será el fin del mundo y podré mirar mi carrera y sentirme orgulloso de lo que he conseguido. Pero al mismo tiempo lucharé hasta el último momento por ganar.”

        Además de eso, es un tipo extrovertido y amable con el público. De esos que, como Gerrard o Lampard en el futbol, es muy difícil de odiar. Ha marcado una época en Phoenix, ciudad que verá dentro de unos años su número 13 colgado en lo alto del pabellón. Por eso, quiero expresar desde aquí la admiración que siento por este jugador, al que deseo la mejor de las suertes en lo que le resta de carrera y fuera de las canchas sobre todo.


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