Un 9 de septiembre de 1985 nacía en New Jersey un jugador peculiar de la NBA. Peculiar por su estilo desenfrenado, por su carácter chulesco, su calidad innata y su físico explosivo. JR Smith asistió al St. Benedict's Preparatory School en Newark, New Jersey. Allí promedió 27 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias durante su carrera.
A finales de 2003, Smith firmó una carta para jugar al baloncesto en la Universidad de North Carolina. Sus cualidades eran patentes, su juego mejoraba inexorablemente. Solo tenía un reproche: era muy temperemental y perdía los papeles si le ponían el anzuelo.
En abril de 2004, decidió presentarse al Draft de la NBA. 19 años, pero nadie dudaba que estaba preparado para ir a la mejor liga del mundo. Fue seleccionado en la 18ª posición por New Orleans Hornets. Un draft en el que estuvieron estrellas como Dwight Howard, Devin Harris, Al Jefferson, Josh Smith, André Iguodala o Luol Deng.
Su primera temporada en la NBA estuvo dentro de las expectativas. Promedió 10.3 puntos, 2 rebotes y 1.9 asistencias en 24 minutos. Smith empezó a destacar en la NBA por ser un jugador capaz de ganar partidos con rachas de tiros infalibles, exhibiciones físicas descomunales y, a la vez, un tipo con carácter indomable y que te hacía perder partidos. La irregularidad jugó en su contra (aunque fue rookie del mes en enero).
En 2005 decidió participar en una de sus especialidades: el concurso de mates del All-Star Weekend, impresionando al público con un espectacular mate cambiándose el balón de mano por detrás de la espalda y machacando.
JR Smith es un jugador diferente, capaz, en menos de diez días de diferencia, de hacer la mejor anotación de su carrera (37 puntos el 8 de diciembre de 2006), a verse involucrado en la famosa pelea que hace pocos días recordamos en Sentimiento AyN entre jugadores de Knicks y Nuggets (16 de diciembre de 2006). Fue sancionado con 10 partidos por el comisionado de la NBA.
Un jugador tan especial tenía que ir a un lugar especial en un momento especial. Durante los primeros meses de lockout de la temporada pasada, marchó a la exótica liga china a hacer "pachangas" para no perder el ritmo. Saliendo des del banquillo se fue hasta los 60 puntos una noche. Sin embargo, lo que son las cosas. El mismo equipo contra el que se peleó, es ahora en el que se encuentra. Smith empieza a demostrar a todo el mundo de la NBA el jugador que es. Saliendo des del banquillo es el segundo máximo anotador de los Knicks, por detrás de Carmelo Anthony. Sus registros están siendo los mejores de su carrera. 16 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias por partido en 33 minutos de juego. Es una de las bazas del equipo de Nueva York, que quiere volver a la senda del triunfo de hace 40 años.
Quizás tiene que ver, como él mismo ha asegurado, que ya no sale tanto de noche. “No voy a mentir, la vida nocturna de Nueva York me cautivó. Salía casi todas las noches, no estaba concentrado en lo que debía. Este año es totalmente diferente. Todos los días voy al gimnasio y trato de hacer todo lo que puedo. Anteriormente, en mi carrera, tenía energía negativa al ir a entrenar, no quería estar allí, sólo quería bromear. Este año es más serio. He comprendido que todos los viajes son viajes de trabajo, no para jugar. Hay que trabajar duro”. Parece que JR Smith ha madurado. A sus 27 años está explotando. Aspira a ser el mejor sexto hombre del año (con una férrea dura con Crawford) y quiere guíar a los Knicks a lo más alto de la NBA. Explosividad, calidad, agresividad y, este año, madurez, eso que le había impedido mostrar regularidad en la cancha. Smith es un fuera de serie. Tiene muñeca, salto y defiende intenso. Su carácter sigue siendo chulesco, pero combina con el público del Madison Square Garden.
Se lo pasarán bien en Nueva York. Nos lo pasaremos bien. "The Prodigy" está de vuelta.
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